Con la llegada del calor y las vacaciones, todos deseamos disfrutar del sol para obtener nuestra dosis de vitamina D y lucir un bonito bronceado. Por este motivo, en la época estival, la compra de protectores solares aumenta significativamente. Sin embargo, usar estos productos no es suficiente para prevenir todos los riesgos asociados con la exposición solar; también es crucial saber escoger el adecuado.
Según datos publicados por la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV), en España se diagnostican cada año 74.000 casos de cáncer cutáneo no melanoma, y unos 4.000 de melanoma.
A nivel mundial, las cifras continúan en aumento. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), una entidad vinculada a la Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que la incidencia de melanoma ha crecido entre un 3% y un 7% desde 1960.
El envejecimiento creciente de la población, junto con una alta exposición de la piel al sol, son factores que contribuyen al aumento en las probabilidades de desarrollar cáncer de piel. Por lo tanto, usar protector solar no es negociable, pero tan importante como utilizarlo, es saber escoger el perfecto para nuestro tipo y tono de piel.
Elegir el protector solar adecuado para verano: factores a tener en cuenta
Al elegir un protector solar para el verano, hay varios factores que debemos considerar. Montse Fernández, dermatóloga en el Hospital Ramón y Cajal, y fundadora de Madriderma, señala que "Lo primero es el tipo de filtro que utiliza el protector solar, que puede ser mineral (físico) o químico". Los filtros minerales son ideales para pieles muy sensibles o para niños menores de seis meses, ya que "Funcionan creando una pantalla que refleja la luz solar, y son más seguros porque no se absorben en la piel".
Sin embargo, cuenta, estos suelen ser más pegajosos y dejar un residuo blanco. Por otro lado, los filtros químicos, o una mezcla de físicos y químicos, son adecuados para la mayoría de la población. "Absorben los rayos UV en la piel, son más cosméticos, más ligeros, y están disponibles en muchos formatos, como sprays, brumas, cremas, sticks, etc."
De acuerdo con la dermatóloga, otro aspecto crucial a considerar es el índice de protección solar (SPF). Las autoridades sanitarias recomiendan un SPF de 30 o superior para asegurar una buena protección contra las quemaduras solares. Fernández también destaca la importancia de la textura del protector solar, ya que algunos son más cremosos, y otros más ligeros, en formato spray, permitiendo elegir según nuestras preferencias y comodidad.
Además, cuenta, los protectores solares con color están indicados especialmente para la cara, sobre todo para mujeres con trastornos de pigmentación, como melasma o manchas marrones, ya que "Ayudan a unificar el tono de la piel y proporcionan una cobertura a la luz visible adicional", añade Montse Fernández.
Por su parte, Isabel del Campo, dermatóloga en el Instituto de Dermatología Integral (IDEI), añade que la edad es un factor determinante: "Existen fotoprotectores solares específicos para niños que se adaptan a su tipo de piel, que es más sensible, al no estar totalmente desarrollada, por lo que se multiplican las posibilidades de sufrir una quemadura solar". Además, estos productos deben ser waterproof, ya que los niños pueden pasar mucho tiempo en el agua, que refleja la radiación solar y la hace más fuerte.
El fototipo de piel es otra consideración importante. De acuerdo con la Dra. Celia Sanz García y Prof. Julio Cortijo Gimeno, de la Unidad de Dermoensayos, del Departamento de Farmacología, y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia, explican que la protección natural de la piel depende de la melanina. Los fototipos I-III, con menos melanina, requieren mayor protección. Sin embargo, personas con fototipo I necesitan SPF 50, mientras que los fototipos IV-VI requieren menor protección (SPF 20).
Los especialistas también destacan, como factor fundamental, el índice ultravioleta (UVI), que indica la intensidad de la radiación UV. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el UVI se clasifica de la siguiente manera:
- Verde: UVI bajo (0-2)
- Amarillo: UVI moderado (3-5)
- Naranja: UVI alto (6-7)
- Rojo: UVI muy alto (8-10)
- Violeta: UVI extremadamente alto (>11)
Finalmente, María Calvo, jefe de Servicio de Dermatología y medicina estética en Olympia Quirónsalud, insiste en que los protectores solares deben proteger contra diferentes tipos de radiación: "Todos los protectores protegen frente a radiación UVB, pero no todos ofrecen protección frente a UVA, luz visible y luz infrarroja, radiaciones muy importantes que contribuyen también a aumentar el riesgo de cáncer de piel y fotoenvejecimiento".
Además, la doctora recomienda prestar atención a la "formulación: crema, emulsión, gel, espuma" y a los "principios activos añadidos", como antiedad, antirojeces, antiacné, entre otros, para una protección solar personalizada.
¿Cómo podemos saber que el protector solar elegido es el adecuado para nuestra piel?
"Lo fundamental es conocer nuestro fototipode piel para saber cuál debe ser el factor de protección que necesitamos", señalan la Dra. Celia Sanz y el Prof. Julio Cortijo. Por otro lado, el tiempo de exposición al sol también es crucial. "El SPF proporciona el tiempo que podemos permanecer a la exposición solar sin quemarnos; cuanto más alto sea, mayor tiempo podremos estar expuestos", explican. Además, las características de la piel, como la sensibilidad, la hidratación, la proporción grasa, y el eritema basal, también deben considerarse.
Las pieles sensibles, como las que tienen rosácea o dermatitis, pueden ser más delicadas. "Los filtros solares minerales o físicos son una buena opción, ya que no suelen causar reacciones adversas", señala Montse Fernández. Además, "es importante recordar que las etiquetas de 'piel sensible' o 'hipoalergénico' no están reguladas en cosmética, por lo que es recomendable elegir productos de laboratorios o marcas con buena reputación", añade.
De acuerdo con la dermatóloga, una preocupación común es saber si el protector solar aportará grasa o empeorará la calidad de la piel. En general, los protectores solares de farmacia están formulados para no ser comedogénicos, es decir, no obstruyen los poros ni empeoran condiciones como el acné. "Las texturas cremosas pueden no ser adecuadas para pieles grasas, en cuyo caso es mejor optar por texturas más ligeras o con acabado mate," recomienda.
María Calvo, por su parte, recomienda usar "texturas ligeras, tipo gel o espumas para pieles más grasas, y cremas para pieles más secas." Además, muchos protectores solares hoy en día incluyen principios activos complementarios, como antiarrugas y prevención de queratosis actínica, lo que permite una personalización aún mayor en función de nuestras necesidades.
Finalmente, Olaya Vázquez, farmacéutica experta en dermofarmacia de Arbosana Farmacia, y dermoconsejera en el centro de belleza y bienestar Rocío Escalante, sugiere "Consultar a un profesional y compartir tu rutina, gustos y necesidades de tu piel, así como tu actividad, para elegir el protector solar más adecuado para ti". Esto asegura una correcta aplicación. "Por ejemplo, si practicas deporte al aire libre, podemos buscar un protector que sea resistente al sudor, pero que también sea ligero y útil, tanto para estas ocasiones, como para tu día a día", aconseja Vázquez.
En definitiva, concluyen Celia Sanz y Julio Cortijo, la elección del protector solar adecuado depende, en líneas generales, del fototipo de piel, el tiempo de exposición al sol y las características individuales de la piel. Para fototipos I-III en verano, se recomienda un SPF de 50+ y una buena hidratación de la piel.
Protector solar físico vs protector solar químico: ¿cuál es más recomendable?
Montse Fernández señala que la principal diferencia entre protectores solares físicos y químicos es su mecanismo de protección. Los físicos (minerales), como los que contienen óxido de zinc y dióxido de titanio, crean una barrera que refleja y dispersa los rayos UV. Son ideales para pieles sensibles y durante el embarazo, pero pueden dejar un residuo blanco y ser más densos.
En contraste, los químicos contienen ingredientes como avobenzona y octinoxato, que absorben los rayos UV y los convierten en calor. Estos protectores requieren unos 20 minutos para ser efectivos, tienen texturas más ligeras y no dejan residuos visibles, facilitando su aplicación.
Isabel del Campo destaca que los protectores físicos son óptimos para bebés y niños, aunque pueden dejar un tono blanquecino. Los protectores químicos, a pesar de que necesitan aplicarse con antelación, no dejan residuos y cumplen la misma función que los físicos. En este contexto, María Calvo añade también que los protectores físicos son recomendables para pieles atópicas y tras tratamientos estéticos, mientras que los químicos permiten cosméticas más ligeras y seguras, siempre que se verifiquen los controles de calidad.
Para concluir, Olaya Vázquez aclara que, aunque ambos tipos protegen eficazmente, "los filtros químicos suelen ofrecer una mejor cosmeticidad".
¿Con qué frecuencia y en qué cantidad se debe reaplicar el protector solar para asegurar una protección efectiva?
De acuerdo con los seis expertos, para asegurar una protección solar efectiva, es fundamental aplicar el protector solar correctamente, tanto en frecuencia como en cantidad.
El protector solar debe aplicarse unos 15 a 30 minutos antes de la exposición al sol. Para mantener una protección adecuada, se recomienda reaplicarlo cada dos horas mientras estés al aire libre. Además, es esencial volver a aplicar el producto después de nadar, sudar en exceso o secarse con una toalla, incluso si el protector es resistente al agua.
La cantidad recomendada de protector solar es aproximadamente 2 mg por cm² de piel. Esto se traduce en unas dos cucharadas soperas para cubrir todo el cuerpo de un adulto promedio. Para áreas específicas:
- Cara y cuello: alrededor de una cucharadita.
- Brazos y piernas: aproximadamente una cucharada para cada uno.
- Otras áreas: no olvides aplicar protector en las orejas, la parte superior de los pies, la nuca y el cuero cabelludo si tienes poco pelo.
Además, el mejor SPF en verano es de 50+, mientras que en invierno es suficiente con un SPF entre 20 y 30, y una aplicación de una vez al día. Recuerda que usar menos cantidad reduce la efectividad del protector solar. Por lo tanto, ser generoso con la aplicación es crucial para protegerte adecuadamente del sol.