En la época estival, la protección solar se convierte en un aliado indispensable para cuidar nuestra piel de los efectos nocivos del sol. Sin embargo, según varias investigaciones, el 95% de la población no aplica la cantidad adecuada de protector solar que recomiendan los expertos.
De hecho, los datos publicados por la tercera edición del Estudio ISDIN sobre hábitos de Fotoprotección en España, elaborado en agosto 2023, indican que el 19,5% de los encuestados afirma usar protector solar solo en verano, y un 1,1% declara no emplear ningún tipo de protección solar. De acuerdo con este análisis, la mayoría de las personas utilizan entre una cuarta parte y la mitad de la cantidad recomendada por los laboratorios en los estudios de protección solar. Esto significa que la protección real que reciben es considerablemente menor de lo que creen.
Por ejemplo, aplicar la mitad de la cantidad recomendada de un protector solar SPF 50 equivale a obtener solo una protección equivalente a un SPF 7-8. Este fenómeno explica por qué muchas personas dicen cosas como: "Usé un factor de protección solar (SPF) 50 y aún así me quemé", lo que revela un mayor riesgo de daños por la exposición al sol de lo esperado.
Por lo tanto, ¿qué cantidad exacta de protección solar se debe aplicar en la cara?
"La cantidad recomendada, en general, de crema solar para todo el cuerpo es 2mg/cm2 de piel", comienza explicando el Dr. Miguel Sánchez Viera, director y dermatólogo del Instituto de Dermatología Integral (IDEI). "Para hacernos una idea de lo que necesitamos para la piel del rostro, se puede utilizar el truco de los dos dedos. Esto supone aplicar crema en dos dedos de la mano y repartirlo en frente, mejillas, nariz y zona del mentón", añade el especialista.
"Lo ideal es extenderla de manera uniforme para cubrir toda la superficie facial. Casi siempre aplicamos poca crema; si aplicamos la cantidad de dos dedos de la mano, que es la cantidad correcta, vamos a sentir que nos sobra producto ", indica la Dra. Andrea Huerta-Vena, dermatóloga en la Clínica Dermatológica Internacional (CDI).
"Lo que debemos hacer es cubrir toda la cara, y esperar unos minutos a que se absorba (en realidad se absorbe muy rápido)", añade la especialista, y señala que, si nuestra crema solar contiene filtros químicos, debemos esperar unos 20 minutos antes de exponernos al sol. Sin embargo, si los filtros son minerales, podremos exponernos directamente nada más aplicarla.
Por su parte, Ana Fernández-Tresguerres, dermatóloga en Madriderma y miembro de la Real Academia de la Medicina, plantea dos posibles opciones : "Puedes aplicar la cantidad recomendada y esperar a que se absorba, aunque notes que inicialmente deja un ligero tono blanco, o aplicar dos capas de fotoprotector utilizando la cantidad habitual". También sugiere la posibilidad de utilizar una primera capa de protector sin color y una segunda con color, en caso de preferencia por esta opción estética.
¿Es necesario reaplicar la crema solar durante el día?
"Es totalmente necesario reaplicar el fotoprotector a lo largo del día. Lo normal es hacerlo cada 2-3 horas si no nos vamos a bañar o sudar", sentencia el Dr. Sánchez Viera. En caso de bañarse, ya sea en piscina, playa o cualquier otro entorno acuático, el dermatólogo sugiere volver a aplicarlo después de secarse. Lo mismo sucede si se suda intensamente debido a la actividad física al aire libre.
Además, la Dra. Fernández-Tresguerres incide en que, por norma general, "deberíamos aplicarnos protector solar a diario, aunque esté nublado o, incluso, llueva". De hecho, cuanta más exposición solar, y más clara sea la piel, más atención deberíamos prestar a la aplicación del filtro solar. Pero no debemos confundirnos, alerta la Dra. Huerta-Vena, los días nublados no tienen necesariamente menos radiación UV, ya que las nubes filtran solamente en torno al 85% de la radiación.
No obstante, con independencia del tipo de piel o de las condiciones climatológicas, la cantidad de protector solar que debemos echarnos en la cara "Es siempre la misma", coinciden los tres especialistas. "Lo que sí puede variar es el SFP", señala Sánchez Viera. Esto se debe, cuenta el experto, a que la radiación solar es más o menos fuerte si estamos en verano o en invierno, si trabajamos en la calle o sobre cubierto, si vivimos en el norte (suele estar más nublado), si practicamos deportes al aire libre (especialmente si son en el agua o en la montaña, ya que reflejan los rayos solares, o si hacemos deportes en altura).
"La piel no tiene el mismo poder de protegerse del sol en según qué circunstancias: hora, estación, ubicación...", advierte Olaya Vázquez, farmacéutica experta en dermofarmacia de Arbosana Farmacia y dermoconsejera en el centro de belleza y bienestar Rocío Escalante. Por esta razón, Vázquez siempre aconseja utilizar una alta protección solar (SPF 30 o 50) para garantizar una adecuada defensa contra los daños solares, independientemente de las circunstancias específicas.
Factores que influyen en la elección de la crema solar para la cara
La elección de un protector solar facial adecuado va más allá del simple factor de protección solar (SPF). Según la dermatóloga Andrea Huerta-Vena, la clave radica en seleccionar un filtro solar que no solo ofrezca una protección óptima (preferiblemente SPF 50), sino que también se adapte cosméticamente a las necesidades individuales de la piel. Esto incluye evitar sensaciones grasosas e irritaciones en los ojos, especialmente durante actividades deportivas o en el agua. Además, Huerta-Vena destaca la utilidad de las cremas con color, que mejoran el aspecto y proporcionan protección adicional contra la luz visible.
Miguel Sánchez Viera, por su parte, recalca la importancia de considerar el tipo de piel al elegir un protector solar. Las necesidades de una piel sensible son diferentes de las de una piel normal o grasa, y existen variedades de cremas solares adaptadas para cada tipo. Además, el fototipo de la piel determina la elección del SPF: las pieles claras necesitan una protección alta durante todo el año, mientras que las pieles más oscuras pueden utilizar SPF más bajos con eficacia.
Ana Fernández-Tresguerres enfatiza la necesidad de fotoprotectores 360, que protegen contra UVB, UVA, luz visible e infrarrojo. Recomienda siempre un SPF 50+ para mantener una protección adecuada, incluso en pieles ya bronceadas. En cuanto a la textura del protector solar, la especialista sugiere que las pieles secas prefieren texturas cremosas y más hidratantes, mientras que las pieles grasas o mixtas se benefician de fórmulas en gel o gel-crema, que ofrecen un tacto seco y ligero.
Coincidiendo con Fernández-Tresguerres, Olaya Vázquez incide en la importancia de la protección 360 y destaca la necesidad de elegir una textura adecuada para cada tipo de piel, ya que esto afecta directamente a la cantidad y efectividad del producto aplicado. Una textura "pesada" puede dificultar la aplicación adecuada en pieles grasas, mientras que un fotoprotector con color debe adaptarse correctamente al tono de piel para una protección efectiva.
Consecuencias a largo plazo de no aplicar suficiente crema solar en la cara
La falta de protección solar adecuada puede tener serias repercusiones a largo plazo en la salud de la piel.
Según la Dra. Huerta-Vena, el riesgo más significativo es el cáncer de piel. "Tanto el melanoma como otros tipos de cáncer cutáneo no melanoma, están directamente relacionados con la exposición solar", sentencia la dermatóloga. Además, la exposición sin protección contribuye al envejecimiento prematuro de la piel, causando manchas y pérdida de colágeno, que se traduce en arrugas y flacidez. Huerta-Vena enfatiza que la mejor "crema antiedad" es, de hecho, el protector solar.
Miguel Sánchez Viera, por su parte, destaca que una de las consecuencias más importantes de la exposición solar sin protección es la quemadura solar, especialmente en áreas vulnerables como la nariz, las orejas y la cabeza, que son propensas a desarrollar cánceres de piel con mayor frecuencia.
Además, menciona la aparición de manchas, como los léntigos o "manchas de la edad" (pequeñas manchas planas de color marrón claro a oscuro que aparecen en la piel expuesta al sol con mayor frecuencia en personas mayores), y el melasma (condición cutánea caracterizada por la aparición de manchas marrones o grises en áreas expuestas al sol), así como el envejecimiento prematuro.
Ana Fernández-Tresguerres enfatiza que, a largo plazo, la falta de protección solar puede resultar en la pérdida de elasticidad y firmeza de la piel, causando la aparición de arrugas, rojeces y manchas, como la poiquilodermia. Se trata de una condición dermatológica que se caracteriza por la presencia de cambios en la pigmentación de la piel, junto con atrofia (adelgazamiento) y telangiectasias (pequeños vasos sanguíneos dilatados). Se suele observar en áreas de la piel expuestas crónicamente al sol y puede estar asociada con el envejecimiento cutáneo y la exposición solar prolongada.
La doctora menciona también la formación de puntos negros en áreas expuestas, como sienes y mejillas, conocido como Síndrome de Favre-Racouchot, así como la aparición de lesiones precancerosas, como queratosis actínicas, lesión cutánea premaligna que se desarrolla debido a la exposición crónica a la radiación ultravioleta del sol.