El Alzheimer, de acuerdo con la definición aportada por el Hospital Clínic de Barcelona, es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que se produce por la pérdida de las neuronas, que van perdiendo funcionalidad. De esta forma, el enfermo experimenta olvidos, se desorienta, en ocasiones deja de comunicarse y cada vez se vuelve más dependiente.
Dada su complejidad, una detección más temprana ayuda a ofrecer un diagnóstico más preciso al paciente. Ahora, una investigación dirigida por la Universidad de Lancaster (Reino Unido) ha demostrado que la forma en la que se respira podría tener impacto directo en el Alzheimer. Es decir, se han descubierto ciertos patrones de actividad cerebral y oxigenación que pueden actuar como signos de esta enfermedad.
"Se puede plantear la hipótesis de que el Alzheimer es el resultado de una nutrición inadecuada del cerebro a través de los vasos sanguíneos (sistema vascular", señaló la profesora Aneta Stefanovska, de la Universidad de Lancaster.
El Alzheimer es el resultado de una nutrición inadecuada del cerebro
En consecuencia, el doctor Bernard Meglič, coordinador clínico de la investigación, afirmó que "el sistema vascular y el cerebro trabajan juntos para garantizar que el cerebro reciba suficiente energía". De hecho, según los datos aportados, "el cerebro necesita hasta un 20% del consumo energético total del cuerpo".
En este punto es donde entra en juego la llamada unidad neurovascular, formada por una vascularización conectada a las neuronas a través de células cerebrales (astrocitos). Esta unidad se encarga de que la cooperación sea exitosa.
Oxigenación del cerebro y enfermedades neurodegenerativas
En el estudio, publicado en 'Brain Communications', los investigadores analizaron cómo la oxigenación del cerebro podría estar relacionada con las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Para ello compararon las medidas de oxigenación cerebral, frecuencia cardíaca, ondas cerebrales y esfuerzo respiratorio de personas con Alzheimer con personas sin la enfermedad. Esto permitió a los investigadores captar los ritmos fisiológicos y sus tiempos imperfectos.
Mayor frecuencia respiratoria
Uno de los datos que llamó la atención de los investigadores fue que los pacientes enfermos de Alzheimer tenían una frecuencia respiratoria mayor que las personas sanas participantes en el estudio. Los resultados mostraron alrededor de 17 respiraciones por minuto en comparación con 13 respiraciones por minuto.
La posibilidad de que esto ocurra puede deberse a cambios en la forma en la que los vasos sanguíneos del cerebro se conectan con los tejidos nerviosos para proporcionar oxígeno.
"De manera bastante inesperada, también hemos detectado que la frecuencia respiratoria en reposo es significativamente mayor en los sujetos con enfermedad de Alzheimer. Se trata de un descubrimiento interesante, en mi opinión revolucionario, que puede abrir un mundo completamente nuevo en el estudio de la enfermedad de Alzheimer", dijo Aneta Stefanovska, biofísica de la Universidad de Lancaster (Reino Unido). "Es muy probable que refleje una inflamación, tal vez en el cerebro, que una vez detectada probablemente pueda tratarse y que en el futuro se puedan prevenir estados graves de Alzheimer".