Darse un baño con lentillas en la piscina, en el mar, en un río o, incluso, en la ducha, puede llevarte a "una pérdida severa de visión, una ceguera completa a largo plazo o a infecciones muy graves".
La advertencia de la Dra. María Gessa Sorroche, oftalmóloga en el Hospital Virgen Macarena y en la clínica Miranza Virgen de Luján, ambos en Sevilla, y miembro de las Sociedades Española y Andaluza de Oftalmología, sorprende a la mayoría de los usuarios que utilizan estas lentes: "Más de la mitad de los pacientes con lentillas reconocen no tener conocimiento suficiente sobre las recomendaciones necesarias. No saben que no deben dormir con las lentillas puestas, ni nadar, ni ducharse con ellas. Es crucial que las personas entiendan que lo ideal es no usar lentillas en el agua".
Si bien es cierto que, en pleno verano, con las altas temperaturas extendiéndose por todo el país, muchas personas eligen refrescarse en la playa o la piscina para combatir el calor, para aquellos con problemas de visión, dejarse las gafas puede ser un inconveniente. Por este motivo, algunos optan por nadar con las lentillas puestas. Pero, ¿a qué riesgos se enfrentan? ¿Por qué la mayoría de los pacientes no son conscientes del peligro que corren?
Bañarse con lentillas, un riesgo para la salud
María Gessa explica que, en el caso de la piscina, los principales riesgos, que también se aplican a cualquier tipo de agua, son la infección, que es el factor más grave. "Esto se debe a que el agua de la piscina, aunque esté tratada con cloro, normalmente contiene microorganismos como bacterias y amebas. Esta probabilidad aumenta en el caso de agua de río, lago o mar", cuenta la oftalmóloga.
En consecuencia, las lentillas pueden causar pequeñas erosiones en la córnea, que, bajo condiciones normales, "no deberían ser un problema". Sin embargo, continúa la doctora, si entran microorganismos en el agua, pueden provocar una infección conocida como queratitis, con graves consecuencias para la visión.
"Esa es la mayor preocupación para nosotros, los oftalmólogos, especialmente aquellos que nos especializamos en trasplantes de córnea", alerta la especialista. "También el agua de la piscina irrita los ojos, debido a los productos químicos como el cloro, que son irritantes tanto para la piel como para los ojos, provocando esa molestia", concluye.
Queratitis infecciosa: ¿De qué se trata?
De acuerdo con la oftalmóloga, la queratitis infecciosa es una afección que implica la inflamación de la córnea, el tejido transparente en forma de cúpula en la parte frontal del ojo, que cubre la pupila y el iris.
El agua de las piscinas, océanos, ríos, lagos y bañeras, puede contener bacterias, hongos y parásitos que, al entrar en los ojos durante el baño o la natación, pueden llevar a la queratitis. Otros de sus principales detonantes son una lesión, a través de la cual los microorganismos pueden ingresar la córnea, bacterias hongos y parásitos que vivan en la superficie de las lentillas, los virus del herpes (simple y zóster), y las bacterias, siendo los estafilococos, los estreptococos y las pseudomonas las más comunes.
Además, según la especialista, esta infección puede provocar "pérdida de la visión, dolor intenso, enrojecimiento e incluso cicatrices en la córnea", lo que, advierte, podría requerir un trasplante de córnea en el futuro. Sus síntomas son los siguientes:
- Ojos enrojecidos
- Dolor ocular
- Excesiva producción de lágrimas o secreciones
- Dificultad para abrir el párpado por el dolor o la molestia
- Visión borrosa
- Disminución de la agudeza visual
- Intolerancia a la luz (fotofobia)
- Sensación de tener algo dentro del ojo
No obstante, "afortunadamente, si se trata con tiempo, esta infección es reversible". En concreto, el tiempo hasta la curación de la actividad infecciosa es de tres semanas, pero puede alargarse durante meses.
Sin embargo, las úlceras corneales o infecciones graves pueden ser un punto crítico, especialmente para los usuarios de lentillas. Esto se debe a que estas lentes pueden causar cierto daño en la córnea, al ser un cuerpo extraño colocado sobre ella. "Por lo tanto, si además permitimos la entrada de microorganismos al bañarnos con lentillas en bañeras, jacuzzis, spas, lagos, ríos o piscinas, es como una mezcla explosiva. Estamos añadiendo factores que pueden desencadenar una infección corneal grave", sostiene la doctora.
Falta de conocimiento y percepción del riesgo por parte de los usuarios
De acuerdo con el estudio 'REGINFECOR', elaborado en septiembre de 2023 por la Sociedad Española de Oftalmología (SEO) y presentado en el 99 Congreso SEO por la Dra. Estíbaliz Ispizua y el Prof. Juan Durán de la Colina, en la actualidad, las lentillas son ampliamente utilizadas en todo el mundo y en España. Se ha observado un notable aumento en su adaptación en los últimos años, especialmente por algunos de sus usos más novedosos, como son el control de la miopía en niños y las lentes de contacto multifocales para abordar la presbicia (vista cansada).
Sin embargo, se estima que hay de 1,5 a 2 millones de casos de úlceras corneales anuales en países en vías de desarrollo. En países desarrollados, la incidencia de la queratitis microbiana (QM) ha ido aumentando, sobre todo por el uso de lentes de contacto (LC) o lentillas. Según la citada investigación, de media, más de un tercio de las queratitis atendidas en países desarrollados se deben a las lentillas, y en estos países, las LC se posicionan como primera o segunda causa infecciosa.
Concretamente, se recogieron un total de 304 casos (ojos afectos), de 293 pacientes procedentes de 32 hospitales de España. Como resultado, se concluyó en que Madrid, Valencia y Vizcaya fueron las comunidades autónomas con más cantidad de casos, probablemente por un mayor número de centros involucrados en dichas zonas. Además, la queratitis infecciosa asociada al uso de LC afecta sobre todo a mujeres jóvenes, la mediana de edad fue de 32,7 años, y la proporción de mujeres fue de 59%. Los dos ojos fueron afectados en proporciones similares.
También, se observó que, durante los meses de verano, hubo un aumento significativo en la afluencia de pacientes a urgencias, especialmente por bañarse en la piscina o en el mar con lentes de contacto. De hecho, según muestra el estudio, una gran mayoría de los portadores de lentillas, presentan comportamientos de riesgo para la infección corneal, habitualmente con baja percepción del riesgo y de los peligros que enfrentan.
De hecho, más de la mitad de los pacientes reconoció reutilizar el uso de la solución desinfectante, alargar la vida útil de la LC, dormir, nadar y ducharse con ellas de forma habitual u ocasional, lo que "aumenta de forma considerable" las posibilidades de padecer esta infección.
Por este motivo, la especialista en oftalmología subraya la importancia de que los profesionales de la salud, incluidos los ópticos, informen a los pacientes sobre los peligros de un uso incorrecto de las lentillas. "Es esencial llevar a cabo una educación continua a nivel global para todos los usuarios de lentillas, quienes deben estar al tanto de que no deben dormir ni bañarse con ellas", recalca la doctora. "Es crucial educar a los pacientes sobre los riesgos asociados con los malos hábitos en el uso de las lentes de contacto, y así evitar problemas de salud que son prevenibles".