El Ministerio de Sanidad cuenta con el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas por Altas Temperaturas ante la primera ola de calor de este verano en España, que ha alcanzado los 40º en algunas regiones.
La exposición a temperaturas elevadas puede causar una respuesta insuficiente del sistema termorregulador humano, alterando funciones vitales si el cuerpo no logra compensar las variaciones de temperatura corporal. Esto es especialmente peligroso para personas con enfermedades crónicas, en ciertos tratamientos médicos o con discapacidades que limitan su autonomía.
Impacto del calor en la salud
El calor extremo puede provocar problemas de salud como calambres, deshidratación, insolación y golpes de calor, afectando más a los mayores y menores.
Normalmente, un individuo sano puede tolerar una variación de temperatura interna de aproximadamente 3ºC sin sufrir alteraciones físicas o mentales importantes.
Sin embargo, a partir de 37ºC, el cuerpo inicia una reacción de defensa.
Síntomas y actuaciones ante un golpe de calor
Un golpe de calor se produce cuando la temperatura corporal supera los 40ºC, comúnmente en los meses estivales. Los síntomas incluyen:
- Fiebre.
- Sudoración.
- Pulso y respiración acelerada.
- Náuseas.
- Vómitos.
- Dolor de cabeza.
- Confusión.
- Problemas en el habla.
- Piel enrojecida.
En casos extremos, puede causar desmayo o convulsiones.
Si alguien presenta estos síntomas, es crucial actuar inmediatamente. Se debe llevar al afectado a un lugar fresco, aplicar frío con toallas húmedas o agua, y ofrecerle agua o bebidas deportivas.
Es fundamental evitar bebidas alcohólicas o con cafeína. Si los síntomas no mejoran, se debe llamar a emergencias y, en caso de inconsciencia, realizar maniobras de reanimación cardiopulmonar.
Medidas preventivas
Para prevenir los golpes de calor, Sanidad recomienda:
- Beber agua frecuentemente, incluso sin sed.
- Evitar bebidas con cafeína, alcohol o muy azucaradas.
- Prestar atención especial a bebés, niños, embarazadas, mayores y personas con enfermedades crónicas.
- Permanecer en lugares frescos o climatizados.
- Reducir la actividad física y evitar deportes al aire libre en las horas centrales del día.
- Usar ropa ligera y holgada.
- Nunca dejar a nadie en un vehículo estacionado y cerrado.
- Consultar al personal sanitario ante síntomas persistentes.
- Mantener las medicinas en un lugar fresco.
- Hacer comidas ligeras y frescas.
El Ministerio de Sanidad insiste en que la prevención es clave para evitar los efectos adversos del calor extremo y recuerda la importancia de protegerse, hidratarse, refrescarse y cuidar de los demás durante los episodios de altas temperaturas.
Factores de riesgo
Desde un punto de vista social, factores como la marginación, el aislamiento, la dependencia, la discapacidad y condiciones de habitabilidad precarias aumentan el riesgo de sufrir los efectos del calor.
Además, ciertas medicaciones, enfermedades crónicas, obesidad y sedentarismo también incrementan la vulnerabilidad.