El trastorno afectivo estacional fue descrito por primera vez en 1984 en la revista JAMA Psychiatry por Norman Rosenthal, un psiquiatra sudafricano, que notó que durante el invierno su energía y productividad se disminuían. Junto a algunos compañeros realizó una investigación donde intentaron tratar el trastorno con fototerapia, concluido con éxito.
Tres años después se incluyó un patrón estacional de la depresión en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Aunque, no está recogido como un trastorno independiente, sino como un tipo de depresión recurrente, que surge durante una temporada concreta cada año.
Este trastorno comienza y termina en la misma época de cada año, sus síntomas comienzan en otoño y continúan durante los meses de invierno. Las personas que lo sufren sienten que tienen menos energía y peor humor y según va adentrándose la primavera se sienten mejor.
Acorde con la revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría esta patología afecta a entre el 1 y el 10% de la población.
Síntomas
En la mayoría de los casos, los síntomas de trastornos afectivo estacional aparecen a finales de otoño o a principios del invierno y desaparecen los días de primavera y verano, cuando más horas de luz hay. En raras ocasiones, se da al revés.
- Apatía, tristeza o sentirse decaído durante gran parte del día
- Pérdida del interés en actividades que se disfrutan
- Tener poca energía y sentirse aletargado
- Dormir demasiado
- Sentir antojos por consumir carbohidratos, comer en exceso
- Dificultad para concentrarse
- Sentirse desesperanzado, inútil o tener sentimientos de culpa
Causas
Pese a que las causas específicas todavía son una incógnita sí que se distinguen varios posibles factores:
- Ritmos circadianos: la reducción de las horas de luz puede alterar el reloj interno del cuerpo y provocar esa sensación de depresión
- Niveles de serotonina: disminución de esa sustancia química cerebral que afecta al estado de ánimo, provocada por la ausencia de horas de luz
- Niveles de melatonina: el cambio estacional puede alterar el equilibrio de los niveles de melatonina, la sustancia que interviene en los patrones de sueño y el estado de ánimo
Factores de riesgo
Afecta este trastorno en mayor medida a mujeres que a hombres y con mayor frecuencia a adultos jóvenes. Entre los factores que aumentan el riesgo de padecerlo se incluyen:
- Antecedentes familiares
- Tener depresión o un trastorno bipolar grave
- Niveles bajos de vitamina D: esta vitamina ayuda a potenciar los efectos de la serotonina. Una menor exposición de luz combinado con una falta de consumo de vitamina D a través de los alimentos, puede alterar los niveles de la sustancia química
