Pese a la contundencia de las cifras y a todo su dramatismo, los investigadores insisten en que el acoso escolar en España se está frenando. Cada vez hay más conciencia del problema y eso permite que las víctimas tengan más vías de salida: colegios que han habilitado figuras de mediación, compañeros que dan el paso de no seguir el juego a los acosadores, profesores atentos a las relaciones sociales dentro del aula... víctimas que se saltan sus miedos y cuentan lo que les ocurre.
El completo estudio elaborado por la Universidad Complutense de Madrid revela que el 6,2% de los estudiantes entre 4º de primaria y 4º de secundaria reconocen haber sufrido acoso. El promedio es de dos alumnos acosados por aula. El global, 220.000 estudiantes en España. Paralelamente, el 2,1% de los encuestados se reconocen como acosadores. El promedio es un acosador por cada dos clases. El global, 74.000 acosadores.
La escuela no ha creado el acoso, reproduce el modelo social
¿Qué hay detrás de esas cifras? Explica María José Díaz-Aguado, directora de la investigación y catedrática de la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid, que el acoso escolar "está muy relacionado con el sexismo". El acoso, argumenta, "es un problema general de la sociedad, que la escuela no ha inventado, la escuela reproduce el modelo que se produce fuera, por eso no puede erradicarlo totalmente y es necesario el apoyo de todos. Estamos avanzando pero queda un amplio camino por recorrer".
Esta reflexión explica además que el porcentaje de chicos que se reconocen como acosadores es el doble que de chicas. El estudio relaciona el dato con la educación tradicional sexista. "Quienes acosan -dice Díaz Aguado- se identifican con el modelo dominio-sumisión y justifican la violencia. También culpan más a las víctimas del acoso que sufren, activan un mecanismo de desconexión moral que lleva a ejercer violencia e impide sentir empatía hacia las víctimas y arrepentimiento por haberlas utilizado".
La victimización por el aspecto físico ha aumentado con las redes sociales
Al preguntar por las características a las que las propias víctimas atribuyen su victimización, más de la mitad hablan del aspecto físico y de ellos, de nuevo la mitad mencionan el sobrepeso. Le siguen otras razones como el desafío de los estereotipos sexistas o no comportarse como el resto de los chicos o las chicas. "Con el acoso se castiga, se hace daño a quien no se acomoda a los estereotipos sexuales predominantes", remarca la catedrática, que recuerda además que la víctimización por el aspecto físico ha podido aumentar en las generaciones nativas digitales, "dada la predominancia que las fotos, los vídeos que cuelgan en las redes tiene en su autoestima y los casos de acoso donde hacen sentir mal a las víctimas por su aspecto físico, aumentan en las chicas cuando llega la pubertad, cuando su aspecto físico empieza a cambiar y cuando su aspecto físico les genera más inseguridad".
Una de cada tres víctimas de acoso escolar no cuentan a nadie lo que les está pasando. Al preguntarles las razones salen pronto el miedo, la idea de no preocupar a su familia y que no les consideren chivatos. "Ahí hay que seguir trabajando -apunta Díaz-Aguado- Hay que erradicar ese concepto. Pedir ayuda es ser valiente, es estar dispuesto a superarla, es confiar en los recursos de la sociedad, no es ser chivato".
Hay un elevado grado de autolesiones entre acosados pero también entre acosadores
El estudio de la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid ha indagado también sobre las consecuencias del acoso escolar y es concluyente: las víctimas tienen significativamente más síntomas depresivos que los acosadores. Y se suman miedo, tristeza, dolores de cabeza y estómago, inquietud, sentimientos de desesperanza... El peor de los datos es que más del 21% de las víctimas ha pensado en quitarse la vida y un alto porcentaje se provoca autolesiones. Este comportamiento, el autolesivo, se aprecia también en los acosadores. "No tienen más síntomas depresivos que el resto de la población -explica María José Díaz-Aguado- pero sí más conductas autolesivas y más sentimientos de desesperanza. Esa violencia que están más dispuestos a ejercer contra compañeros también les lleva a emplear la violencia contra sí mismos".
Hay también una fuerte relación entre el acoso y el ciberacoso. Haber sufrido acoso dentro del aula, demuestra el informe, aumenta el riesgo de seguir sufriéndolo en redes, y ahí el papel de la escuela se difumina algo más, ya que dejan de controlar las posibles situaciones, al no producirse en los centros. Porque otra de las conclusiones del estudio es que las cifras del acoso bajan en aquellos centros educativos donde se trabaja en prevención. "Se reduce significativamente tanto el riesgo de ser víctima de acoso escolar como el riesgo de ser acosador o acosadora", apunta Javier Coromina, patrono de la Fundación ColaCao, impulsora de esta investigación.
Además, trabajar en la escuela estrategias de afrontamiento emocional también reduce tanto las probabilidades de ejercer acoso escolar como el riesgo de problemas socioemocionales, como síntomas depresivos o problemas de conducta.
"Es fundamental -remarca la catedrática Díaz-Aguado- que todo el alumnado, que toda la sociedad entienda la importancia de pedir ayuda cuando sufres acoso escolar, que sepan a quién pedir ayuda, que hay personas dispuestas a ayudar, que superen el miedo, la preocupación por no inquietar a su familia". Y termina: "Es papel de todos acabar con esto y hay que apoyar a las víctimas porque es muy difícil salir solo de la violencia".