47 mujeres han sido asesinadas en 2024 por sus parejas o ex parejas. Estos son sus nombres:
Ana, Fátima, Rocío, Laila, Cándida, Gracia, Andrea, Thais, Bianca, Vanesa, Ana, Natia, Rachida, Florica, Soledad, María, Laura, Ammal, Petra, Rosi. María, Susana, Juliana, Sara, Trudy, Margarita, Manuela, Mercedes, Mónica, Pilar, María Àngels, Amparo, Lorena, María Elisabeth, Yanely, Mari nieves, Fadoua, Mainca, Hafsa, Estela, Celeste, Cloe, Leonor, Chari, Martha, Rejane y Diana.
Y éstas son sus historias:
Ana, 56 años. Asesinada en Torre del Mar, Málaga, el 12 de enero
Ana nació en Rumanía y llevaba 20 años viviendo en Málaga. Era modista y también cuidaba a personas mayores. Aquel 12 de enero no acudió a la casa de la mujer a quien tenía que atender. La falta de noticias llevó a su hijo a presentarse en su casa; le acompañaban su mujer y sus dos hijos, menores de edad. Encontró a su madre sin vida, tendida en la cama, boca arriba y con signos de asfixia. Ana tenía una relación sentimental con Noje, de 57 años, también nacido en Rumanía. Se habían conocido por internet. Ambos convivían juntos desde hacía un año. Transportista en paro, pasaba mucho tiempo en casa del hijo de Ana ayudándole en la reforma de su casa. Aquel 12 de enero asfixió a Ana con una almohada y dejó una vela junto a ella. Después fue al garaje de su casa y se suicidó. Encontró su cadáver el hijo de Ana, tras llamarle sin éxito por teléfono.
Fátima, 45 años. Asesinada en Torroella de Montgrí, Girona, el 27 de enero
Fátima nació en Marruecos y llevaba diez años viviendo en el Baix Empordá. Trabajaba en el bar de un pueblo vecino. Aquel sábado 27 de enero su familia denunció su desaparición ante la policía, no podían contactar con ella. Gracias a la geolocalización de su teléfono los Mossos encontraron su cadáver en un vehículo en un camino de tierra junto a la desembocadura del río Ter. Estaba sentada en el asiento del conductor y tenía múltiples cuchilladas por el cuerpo. No existían denuncias de violencia de género ni constancia de atención por parte de los servicios sociales. Fátima tenía un hijo mayor de edad, que vivía con ella en Torroella, y un hermano que no vivía en la misma localidad. Tres días después la policía detenía a Hossain, de 39 años, pareja de la víctima desde hacía un año, como presunto autor del homicidio. Hossain, también de origen magrebí, no se había comunicado con la familia de Fátima después del crimen y no se presentó en el minuto de silencio convocado por el ayuntamiento. Eso despertó las sospechas de la policía que cree que estaba preparando su huida a Francia.
[[H3:Rocío, 44 años. Asesinada en L’Alfàs del Pi, Alicante, el 5 de febrero]]
Rocío llevaba mucho tiempo sufriendo las agresiones de su pareja e incluso había comentado con su entorno la posibilidad de volver a Algeciras, su pueblo natal. La dependencia con sus dos hijos menores la retenía en Alicante. Tres días antes de su asesinato se decidió a denunciar a su pareja. Acompañada de unos vecinos y de la policía local, fue al centro de salud y después al cuartel de Altea, donde llegó a formalizar una denuncia en la que relataba dos agresiones físicas de las semanas anteriores. Los agentes de la Guardia Civil le ofrecieron la posibilidad de pedir una orden de protección y ahí Rocío se echó para atrás. Además de rechazarla explicó que no quería seguir adelante con el procedimiento. Volvió a su casa con la intención de recoger su ropa para volver a Algeciras. Al mediodía del 6 de febrero y tras no haber podido localizarla desde el día anterior, la Guardia Civil entró en la vivienda en la que Rocío convivía con su pareja. Encontró su cadáver con más de una decena de puñaladas, la mayoría en la zona del cuello y del tórax. Tenía heridas defensivas en las manos. La policía detuvo a su asesino en un prostíbulo de Cox, a 95 kilómetros al sur de L´Alfàs del Pi. Tiene antecedentes por maltrato a una pareja anterior, de la que estaba separado y con la que tiene dos hijos.
Laila, 37 años. Asesinada en Olot, Girona, el 22 de febrero
Fue uno de los hijos de Laila el que encontró el cadáver de su madre cuando regresó a casa. Su pareja, de 56 años, la había degollado. Junto a ella, su presunto asesino, herido con la misma arma en un intento de suicidio. Fue trasladado en estado grave al hospital y falleció poco después. Laila, nacida en Marruecos, tenía tres hijos menores de edad. No constaban denuncias de violencia de género.
Cándida, 54 años. Asesinada en Aldea del Rey, Ciudad Real, el 23 de febrero
A Cándida su marido la golpeó con un objeto contundente en la casa donde vivían ambos en Aldea del Rey, Ciudad Real. Ella, ama de casa. Él, agricultor. No existían antecedentes de denuncias por violencia de género. Tras el asesinato él, de 54 años, avisó a la Guardia Civil. Eran las 10 de la mañana. “Creo que he matado a mi mujer”, les dijo, y se entregó. Un equipo de psicólogos se desplazó al colegio donde estudiaba el hijo de la pareja, de 8 años, para darle la noticia.
Gracia, 49 años. Asesinada en Pizarra, Málaga, el 17 de marzo.
Gracia volvía de fiesta con una de sus hijas, de 16 años. A 50 metros de su vivienda, era la una de la madrugada, la esperaba su ex marido, del que llevaba diez años separada. No había iniciado los trámites de divorcio hasta unos días antes. Paco ya no vivía en Pizarra pero se había desplazado hasta allí en moto. Llevaba dos fusiles de asalto con los que disparó al menos tres veces a Gracia. Una herida en el pecho resultó mortal. Después se suicidó. Además de la adolescente testigo del crimen, Gracia tenía otra hija, de 23 años. Gracia, natural de Álora, trabajaba en el Mercado El Carmen, en Málaga junto a su hijo y una de sus hermanas. Su puesto servía comidas y allí hacía funciones de cocinera. No constaban denuncias previas de violencia de género.
Andrea, 24 años. Asesinada en Ribeira, A Coruña, el 19 de marzo
El crimen se produjo en la casa en la que residía Andrea. Su asesino llamó a un familiar para confesar lo que había hecho y anunciar su intención de suicidarse. Su interlocutor avisó a los servicios de emergencia, que ya tenían constancia de que algo había ocurrido por los vecinos de Andrea, que habían escuchado una fuerte discusión en el domicilio. La mujer fue encontrada en el suelo de la cocina con varias cuchilladas en el cuello y el abdomen. Junto a ella el cuchillo de cocina, arma del crimen y con la que él intentó quitarse la vida. Tenían un bebé de dos años en común que no estaba en casa. Andrea, nacida en Perú, como su presunto asesino, no figuraba en Viogen pero el asesino tenía una denuncia en 2019 de una relación anterior por violencia de género
Thais, 34 años. Asesinada en Amposta, Tarragona. Su cadáver fue localizado el 1 de abril. El crimen se produjo días antes
Thais tenía una relación tóxica con su pareja, Jesús, de 47 años. Convivían de forma intermitente en Amposta. Tres semanas antes de su asesinato se produjo la última agresión conocida. Thais se defendió, hirió a su agresor y tras una intervención policial el juez les impuso un doble alejamiento. En los últimos días de marzo Jesús, la asesinó y descuartizó su cadáver. Para ocultar lo ocurrido tapó con cartones y telas las ventanas de la vivienda, en una planta baja. Después llevó partes del cadáver a distintos contenedores. Contó lo ocurrido a un conocido que avisó a la policía local. Fue detenido y confesó su crimen. Los Mossos d´Esquadra encontraron en el domicilio bolsas con partes del cuerpo de la víctima. El asesino confeso tenía antecedentes por violencia de género. Thais era madre de dos hijas
Bianca.44 años. Asesinada en Málaga el 6 de abril
Bianca, nacida en Estados Unidos, era profesora de arte y llevaba un tiempo viviendo en Xátiva, Valencia. Había roto con su marido, José, y huido de su casa en Texas. Su presunto asesino seguía viviendo allí, pero se desplazó unos días a España para reencontrarse con ella. Se vieron en Málaga, en un piso turístico. Los primeros indicios hablaron de una muerte en el contexto de un juego sexual extremo, con presencia de drogas y simulando una violación, pero los detalles de la autopsia desvelaron signos de asfixia por estrangulamiento. El cadáver de Bianca fue descubierto porque no respondía a las llamadas al apartamento. Los sanitarios desplazados sólo pudieron certificar su muerte. El matrimonio tenía dos hijos mayores de edad. José está en prisión, acusado de asesinato machista.
Vanesa, 43 años. Asesinada el 10 de abril en El Prat de Llobregat, Barcelona
Cuando los Mossos d´Esquadra acudieron al domicilio de la familia para comunicar la muerte de Roberto, encontraron los cadáveres de su familia, asesinados por estrangulamiento. Vanessa y sus dos hijos gemelos de ocho años, Yago y María. Los tres fueron asesinados en el garaje de la casa familiar. La madre y la hija asfixiadas con un cinturón o un pañuelo. El niño con las propias manos de su padre. Tras el crimen el asesino escribió una nota de suicidio reconociendo lo que había hecho y se quitó la vida. No constaban antecedentes ni policiales ni sociales de violencia de género.
Ana, 29 años. Asesinada el 19 de mayo en Esparreguera, Barcelona
Eran las nueve menos cuarto de aquel domingo cuando la policía recibió el aviso de un posible atropello con fuga en una carretera del Baix Llobregat, dirección a Esparreguera. Al llegar encontraron a Ana, tirada en el arcén, ensangrentada y con múltiples heridas de arma blanca. Acababa de morir. Ana había nacido en Òdena, en la comarca de Anoia y desde hace unos años vivía con su presunto asesino en Esparreguera. Tenían una hija de cuatro años. No existían antecedentes por violencia de género. Él fue detenido e ingresado en prisión por orden de un juzgado de Martorell.
Natia, 32 años. Asesinada el 3 de junio en Barcelona
Natia, que nació en Georgia, fue empujada desde la terraza de su casa, un cuarto piso que compartía con su pareja. Falleció en el acto al impactar contra el suelo. Algunos testigos habían escuchado previamente una discusión y su presunto asesino, tras arrojarla al vacío, huyó del lugar del crimen a medio vestir para refugiarse en casa de un familiar. Localizado por la policía, trató de mentir a los agentes diciendo que llevaba dos horas con ellos, pero los propios familiares desmintieron su versión contando que acababa de llegar contando que su pareja se había tirado por la ventana. En su escrito de acusación la jueza escribe que al huir “vio el cuerpo de la víctima en el suelo, le levantó la cabeza y no pidió auxilio ni llamó a urgencias, sino que siguió corriendo aun siendo perseguido por dos personas que le decían hijo de puta, paradle”. Pese a que no existían denuncias previas por violencia de género, los malos tratos venían de atrás. El presunto asesino era una persona extremadamente celosa que menospreciaba e insultaba a su pareja incluso escupiéndola en la cara. En agosto en 2023 la golpeó en la cabeza de tal forma que ella decidió dejar la relación. La distancia duró seis meses. Dos meses antes del crimen retomaron el contacto y volvieron a vivir juntos. Según los vecinos, eran frecuentes las peleas, discusiones y enganchones, pero nadie denunció nada.
Rachida, 51 años, desparecida el 19 de abril. Su cadáver fue encontrado el 16 de mayo en Sant Martí de Centelles, Barcelona
Fue el propio presunto asesino de Rachida el que interpuso una denuncia por desaparición el 19 de abril. Le contó a la policía que su mujer no había vuelto a casa. Sin embargo desde el primer momento los agentes sospecharon de la naturaleza criminal de la desaparición. En el coche familiar encontraron restos de sangre y los hijos de la pareja (tres, uno de ellos menor de edad) señalaron al padre como presunto responsable de la desaparición. Con estos datos los Mossos d´Esquadra empezaron a rastrear varios puntos de Osona, bajo la sospecha de que el hombre había asesinado a la mujer y trasladado el cadáver con el coche para esconderlo. El 11 de mayo la investigación se precipitó ante la constancia de que el presunto asesino había comprado un billete de avión destino Marruecos, su país natal. Fue detenido y puesto a disposición policial. Unos días después fue localizado un cadáver en San Martí de Centelles que se corresponde con la víctima. Rachida, que residía en Vic, había nacido en Marruecos. No existían denuncias por violencia de género.
Florica, 55 años. Asesinada en Benaguasil, Valencia, el 7 de junio
Vicente llevaba once años de relación con Florica. Poco antes de las tres de la tarde de aquel viernes 7 de junio llamó por teléfono a la hija de Florica y le contó que iba a matar a su madre y a su hermano, Gabriel, que vivía con ellos. La joven, que no vive en la misma localidad, trató de avisar a sus tías, pero no llegaron a tiempo. Vicente ya había asesinado con una escopeta de caza a Florica, su pareja, y a su hijastro, de 26 años. En el domicilio estaban también la novia de Gabriel y unos albañiles que trabajaban en la reforma de la casa y que salieron corriendo al oír el primer disparo. Fue la novia de Gabriel la que avisó a emergencias. Vicente, de 64 años, tenía licencia de armas como cazador. Antes de suicidarse mató también al perro de la familia. No existían antecedentes por violencia de género ni registro en Viogen
Soledad, 65 años. Asesinada en Soto del Real, Madrid, el 18 de junio
La hija de Soledad fue quien dio la voz de alarma tras varios días sin que su madre contestara a las llamadas. Avisó a su tía, que se presentó en la casa sin recibir tampoco respuesta. La Guardia Civil accedió al domicilio por una ventana y encontraron el cadáver de Soledad en el garaje. En una habitación de la primera planta hallaron el de su asesino. Jorge Ramón, un ex policía local de 53 años había matado a su mujer, de 65 y la había decapitado. Los agentes no encontraron la cabeza en el chalé. Tras un intenso rastreo por los alrededores, un vecino dio la voz de alarma una semana después al percibir un fuerte olor. La cabeza de la mujer asesinada estaba en una bolsa, arrojada en una zona de matorrales. Soledad y Jorge estaban en trámites de divorcio y no constaban denuncias por violencia de género ni registro en VioGen. A él, al abandonar la policía, le habían retirado la licencia de armas policial pero conservaba dos armas privadas.
María, 62 Años, agredida por su pareja el 3 de abril en Cistella, Girona y fallecida el 10 de junio
María llevaba dos meses en coma inducido en el hospital Trueta de Girona tras recibir una brutal paliza por parte de su pareja. Vivían en una masía aislada en Cistella, en el Alt Empordà. Unos ciclistas que pasaban por la zona oyeron gritos procedentes de la vivienda y llamaron a emergencias. Al llegar, los Mossos d´Esquadra encontraron al hombre golpeando a la mujer. Le redujeron y le detuvieron. La víctima estaba casi inconsciente pero lograron reanimarla y fue trasladada al hospital en estado crítico. Debido a la gravedad de las heridas ha permanecido en coma inducido pero finalmente no ha podido sobrevivir. El agresor, de 39 años, está en prisión. Tiene varios antecedentes policiales aunque no existían causas por violencia de género y ninguno de los dos figuraba en VioGen.
Laura, 20 años. Asesinada en Zafarrya, Granada, el 29 de junio
Laura estaba hablando por teléfono con una amiga cuando su ex novio, de 34 años, entró en la vivienda con una llave que nadie sabía que tenía. Empezaron a discutir y como Laura no había cortado la llamada, su amiga oyó todo lo que estaba ocurriendo y avisó a emergencias. La joven había roto la relación días antes. Su cadáver, junto al de su madre Marian, fueron encontrados por un familiar. Fueron asesinadas con una escopeta de caza. El agresor se suicidó después en su propio domicilio. Tenía antecedentes policiales pero no por violencia de género. Ninguno figuraba en VioGen
Ammal, 30 años. Asesinada junto a sus hijos Adam e Hiba, de 8 y 3 años, el Pedroñeras, Cuenca el 28 de junio
El marido de Ammal, Mahdi, había abierto hacía meses un boquete en una pared de la vivienda familiar para acceder a ella, algo que tenía prohibido por una orden de alejamiento en vigor. Ammal estaba en proceso de divorcio tras diez años de matrimonio y de violencia continuada. Había denunciado a su asesino una veintena de veces, pero terminaba retirando las denuncias. Finalmente consiguió que su marido abandonara el domicilio, pero volvía una y otra vez y agredía a Ammal y a los niños. A veces también en la calle, en presencia de testigos. El viernes 27 de junio una amiga denunció la desaparición de los tres tras sospechar del suelo recién fregado con lejía y huellas rojizas en el domicilio que parecían ser sangre. La Guardia Civil activó la búsqueda. En una vivienda anexa a su domicilio los agentes encontraron los cadáveres descuartizados de la mujer y sus dos hijos. Los restos estaban amontonados en un baúl. El presunto asesino fue localizado en la caseta donde vivía en estado de ebriedad y aunque había lavado toda la ropa con lejía, se olvidó de las zapatillas, que seguían manchadas de sangre. A pesar de ello negó los hechos durante horas.
Petra, 76 años. Asesinada en Fuengirola, Málaga, el 29 de junio
Petra tenía algunos achaques que la obligaban a caminar con la ayuda de un andador. Junto a su presunto asesino habían regentado una joyería en Córdoba. Tenían dos hijos y dos nietos pequeños. Pasaban temporadas en Córdoba y otras en una casa en la playa en Fuengirola donde Antonio, de 75 años, estranguló a su mujer. Después intentó suicidarse sin éxito después de dejar una carta inculpatoria. No existían denuncias previas ni medidas de protección en VioGen
Rosi, 67 años. Asesinada en Villena, Alicante, el 5 de julio
Fue uno de los hijos de la pareja el que encontró los cadáveres de sus padres en la casa de campo familiar, en Peña Rubia, perteneciente a Villena, Alicante. Su padre le había llamado poco antes pidiéndole que fuera porque “se encontraba mal”. Rosi y su marido eran un matrimonio conocido en la zona, ya que habían sido propietarios de una carnicería que habían vendido pocos meses antes. El agresor asfixió a su mujer y después de dejar una nota inculpatoria, se suicidó. No existían denuncias por violencia de género ni registro en VioGen.
María, 50 años. Asesinada en Málaga el 5 de julio
María, nacida en Cuba, estaba a punto de abandonar a su pareja. Tenía las maletas preparadas para marcharse, junto a su hija menor de edad. La decisión provocó una fuerte discusión que terminó en asesinato. El agresor estranguló a su víctima y al verla tan malherida se asustó y avisó a una vecina que la encontró agonizando en una acequia de la casa e intentó reanimarla. Ni ella ni los servicios de emergencia pudieron lograrlo. El presunto asesino fue detenido y la Junta de Andalucía se hizo cargo de la custodia de la menor. Ante la falta de recursos económicos, el ayuntamiento de la localidad asumió el coste del entierro de María. No existía expediente en VioGen
Susana, 48 años. Asesinada en Ejea de los Caballeros, Zaragoza el 6 de julio
José Francisco tenía problemas con drogas y juego. Se había separado de su Susana hacía meses pero compartían aún un negocio común, una tienda de decoración en la localidad. Hacia las dos de la tarde de aquel sábado los servicios de emergencia llegaron al local y encontraron a la mujer fallecida (la autopsia revelaría después numerosos golpes en la cabeza y heridas de arma blanca) y al hombre grave con un golpe en la cabeza. La tienda estaba además muy revuelta. José Francisco había tratado de ocultar su crimen fingiendo un ataque contra ambos por un ajuste de cuentas y esa fue la primera hipótesis de la policía, que llegó a iniciar una investigación para detener a los culpables estableciendo incluso controles de tráfico. El resultado de la autopsia, la ausencia de indicios de los agresores y algunos datos que no cuadraban varió la hipótesis policial e hizo sospechar a los agentes que Susana se defendió de su agresor y él urdió un plan para salir indemne. Tras recuperarse de sus heridas, el presunto asesino fue detenido y enviado a prisión. Tenían dos hijos menores de edad y no existían denuncias previas de violencia de género ni registros en VioGen
Juliana, 31 años. Asesinada en Buñol, Valencia el 13 de julio
Raul, el asesino de Juliana, había sido denunciado por su anterior pareja. Había incluso una orden de alejamiento entre ambos, algo de lo que no disponía Juliana, pese a las agresiones continuas que sufría la joven a manos de su pareja. Estaba en tratamiento psicológico y su psicóloga y su madre llegaron a acudir a la comisaría a denunciar los hechos. Sin embargo al no haber parte de lesiones ni denuncia de la víctima, no se tomó ninguna medida hacia el agresor. Juliana manifestó su intención de volver a casa con su madre y abandonar a su maltratador. Tampoco fue derivada al médico forense, pese a que mostraba calvas en la cabeza debido a los tirones continuos de pelo de Raul. Su caso sí constaba como expediente activo en VioGen. Unos meses después el homicida asesinó a Juliana a puñaladas y golpes y escribió sobre su cuerpo con un rotulador mensajes vejatorios e insultos. Dos horas después del crimen una cámara de seguridad graba cómo sale del domicilio y seis horas después se pone en contacto con su anterior pareja para contarle lo ocurrido y huye a Valencia. En su huida, a gran velocidad y bajo los efectos de varias drogas y alcohol, embistió a un vehículo policial y colisionó finalmente contra otro coche de la guardia Civil que le cerraba el paso a la entrada de Valencia. En el operativo resultaron heridos dos agentes. Raúl fue finalmente detenido y permanece en prisión.
Sara, 29 años. Asesinada en Madrid el 13 de julio
Sara nació en Perú, como su presunto asesino, que figuraba en el sistema VioGen como maltratador. Fue él mismo quien ese sábado avisó a la policía. Su pareja, alertó, no respiraba. Contó a los agentes que había bebido y discutido con ella horas antes y que al despertarse la encontró inconsciente. La autopsia reveló que Sara Abigail había muerto asfixiada. Tenía marcas en el cuello compatibles con una toalla o una pequeña sábana. Los vecinos contaron a la policía que habían oído una discusión en el domicilio, pero no avisaron a emergencias.
Trudy, 76 años. Asesinada en Salou, Tarragona, el 13 de julio
Faltaban pocos minutos para las ocho y media de la tarde del 13 de julio cuando el marido de Gertruida, de 86 años, la mató a golpes en el domicilio que compartían en el centro de Salou. Trudy, como la conocían en el barrio y en las asociaciones vecinales a las que era asidua, había nacido en Holanda, pero llevaba años afincada a orillas del Mediterráneo. Trudy había denunciado a su marido unos meses antes por una agresión pero un familiar le pidió que retirara la denuncia porque el agresor estaba enfermo. Fue detenido al día siguiente del asesinato.
Margarita, 36 años. Asesinada en Alicante el 14 de julio
Una llamada al filo de la medianoche alertó a la Policía de un incidente en un domicilio frente a la playa del Postiguet, próxima al centro histórico de Alicante. Al llegar los agentes encontraron dos cadáveres y tres cartuchos percutidos de una escopeta de repetición. El presunto asesino, un hombre español de 36 años, era hijo de la cónsul de la República Dominicana en Alicante y de un conocido constructor de la zona. Mató a su pareja, de 33 y nacionalidad rusa y después se suicidó. La Policía trató de localizar a familiares de Margarita en su país de origen pero ninguno mostró interés por reclamar el cuerpo o hacerse cargo del entierro. El cadáver de la víctima estuvo días en la cámara frigorífica del Instituto de Medicina Legal de Alicante mientras que al entierro de su asesino asistieron más de un centenar de personas. No había denuncias ni expediente abierto en VioGen.
Manuela, 32 años. Asesinada en Sabadell, Barcelona, el 14 de julio
Manuela murió asesinada a cuchilladas delante de sus dos hijas menores de edad, que clamaban a su padre para que no la matara. Se habían separado y él no disponía de una llave de la vivienda, pero se hizo con una para cometer el crimen. Tras el hallazgo del cadáver, de madrugada, un grupo de vecinos se dirigió al domicilio del presunto asesino, que estaba ausente, y le prendió fuego. Vivían amenazados por la familia de él si denunciaban la violencia que sufría Manuela. Su asesino fue detenido horas después del crimen. Tenían cuatro hijos menores de edad.
Mercedes, 74 años. Asesinada en A Coruña el 2 de agosto
El asesino de Mercedes defendió ante la policía que aquella noche oyó un ruido en la habitación contigua, en la que dormía ella. Al asomarse, dijo a los agentes, vio que se había caído de la cama pero para no moverla se limitó a taparla y se volvió a su cama. Al día siguiente, continuó su declaración, se levantó y la encontró muerta, tras lo cual avisó a la policía. La mentira duró pocas horas. Ya en el levantamiento del cadáver la jueza apreció marcas visibles en el cuello de Mercedes. La autopsia confirmó que había muerto estrangulada y los agentes detuvieron a su marido, también septuagenario. Llevaban más de 45 años conviviendo juntos en el barrio coruñés de Labañou y tenían en común cuatro hijos adultos. No existían denuncias por violencia de género.
Mónica, 48 años, asesinada en Valladolid el 12 de agosto
Juan Carlos, de 49 años, compañero sentimental de Mónica, trató de ocultar el crimen incendiando el domicilio que compartían, en el barrio de los Pajaritos. Aquel lunes, a primera hora de la mañana, el fuego obligó a acudir a los bomberos que, durante las tareas de extinción, localizaron un cadáver parcialmente quemado. Sin embargo revelaba evidentes signos de violencia ajenos al incendio. Mónica tenía varias cuchilladas e incluso un cuchillo todavía clavado en su cuerpo. Su presunto asesino, tras provocar el fuego, huyó a Vigo y después de dejar el coche mal aparcado entró en una cafetería y siguió caminando hasta un local próximo a la iglesia de Bouzas, donde se derrumbó. Los dueños del establecimiento explicaron que estaba muy nervioso y agitado. Llevaba consigo la cartera de su mujer y tenía heridas en ambos brazos. Confesó su crimen a los agentes que acudieron a detenerle y explicó que había llamado también a su hermano para contarle lo ocurrido.
Pilar y María Àngels, de 61 y 64 años, asesinadas en Rui y Castellbisbal, Barcelona, el 20 de agosto
Pilar era la actual pareja de Juan, un policía jubilado hacía un año y medio con 44 años de servicio en el Cuerpo Nacional de Policía de Cataluña, donde llegó a ser el número dos. María Àngels era su ex mujer, con la que el ex comisario tenía una hija. María Àngels era propietaria de un restaurante familiar conocido en Castellbisbal, Cal Pupinet, lugar de celebración de bodas y banquetes. Unos días antes de los asesinatos Pilar le había pedido dejar la relación que tenían desde hacía nueve meses. Había comentado a unas amigas que quería dejarle “por su deriva autoritaria”. Ellas habían detectado indicios de celos y actitudes misóginas. El día del crimen habían quedado en su casa de Rubí para que recogiera sus cosas. La mató de un disparo y condujo después hasta Castellbisbal donde mató igualmente a su ex mujer, de la que llevaba un año separado, a pesar de lo cual seguía frecuentando el domicilio, razón por la que muchos vecinos desconocían el cese de la relación. A Pilar la encontró su hija mayor, todavía con un aliento de vida. Tras cometer los dos crímenes, el ex policía se quitó la vida. Entre las dos familias rotas quedan cinco huérfanos, todos mayores de edad. Ninguna de las dos víctimas figuraba en el sistema VioGen.
Amparo, 58 años. Asesinada Pino Montano, Sevilla, el 28 de agosto
Amparo acababa de superar un tumor cerebral. Durante su convalecencia se pudo ver a su marido pendiente de su recuperación. Habían vendido el piso que tenían en Sevilla para regresar a su pueblo natal, Cantillana, y esperaban la boda inminente de su hijo. Fue él el que aquella mañana, antes de las diez, avisó a emergencias. Su padre acababa de decirle que había matado a su madre. Cuando llegó al domicilio encontró a Amparo muerta en la cama, boca abajo y en medio de un gran charco de sangre. Su asesino le asestó varias puñaladas en el cuello mientras dormía. Una de ellas le seccionó la carótida y se desangró. Él intentó después quitarse la vida sin éxito y fue detenido en el hospital en el que fue ingresado. No existían denuncias previas ni información en VioGen.
Lorena, 45 años. Asesinada en Castellón el 2 de septiembre
No era la primera vez que Lorena era víctima de violencia de género, llegó a tener órdenes de alejamiento de hasta cuatro parejas. Su penúltimo compañero sentimental había asesinado al padrastro de Lorena en 2018 asestándole 28 puñaladas. Había salido en defensa de Lorena cuando se presentó en el domicilio buscándola e intentó violar a la hija como venganza por haberle denunciado. Fue juzgado y condenado a 40 años de prisión por asesinato, agresión sexual y lesiones. Y tuvo que sentarse además en el banquillo por darle una paliza a Lorena y haberla retenido incomunicada en casa varios días. Tras esa relación inició otra con Joaquín, un hombre de 55 años, al que denunció hace tres años por intentar apuñalarla. El agresor llegó a ingresar en prisión por ese ataque, pero Lorena retiró la denuncia, aseguró que se había autolesionado y el juez tuvo que archivar el caso. El 2 de septiembre, en Barcelona, Joaquín se entregó a la policía confesando que había matado a su mujer en Castellón, a 270 kilómetros de distancia. El cuerpo de Lorena estaba en una habitación tapado con una manta. Tenia dos hijos, uno de ellos menor de edad. El expediente de Lorena estuvo abierto en VioGen hasta 2023.
María Elisabeth, 33 años. Asesinada en Madrid el 3 de septiembre
María Elisabeth había nacido en la República Dominicana, aunque tenía nacionalidad española. Su nombre figuraba en VioGen como víctima de violencia de género por agresiones de una pareja anterior. El día 2 de septiembre comenzó a discutir con su actual compañero en la vivienda que compartían. La pelea continuó en la calle donde ambos se encaminaron hacia el coche. María Elisabeth intentó entrar por la ventanilla ya con el vehículo en marcha. Su asesino pisó el acelerador y se subió a la acera, arrastrando a la mujer durante varios metros calle abajo hasta que salió despedida e impactó contra el suelo. Al ver lo ocurrido, el hombre huyó de la escena para regresar minutos después y entregarse a la policía que ya había acudido al lugar. María Elisabeth fue ingresada en estado muy grave, con un traumatismo craneoencefálico severo, y falleció al día siguiente. Dejó huérfanos a dos niños menores de edad.
Yanely, 31 años. Asesinada en Bilbao el 12 de septiembre
Yanely acababa de llegar a casa tras acudir al servicio de urgencias del Hospital de Basurto para que atendieran a Pablo, con el que mantenía una relación sentimental desde hacía más de diez años. Pasaban veinte minutos de la medianoche cuando los vecinos alertaron a emergencias por los gritos y ruidos que se escuchaban en el domicilio familiar en el barrio de Santutxu. Al llegar, los agentes encontraron a Yanely muy malherida, apuñalada con unas tijeras. Emergencias sólo pudo certificar su fallecimiento. Su presunto asesino, de 34 años, fue detenido en la misma vivienda. No había ninguna denuncia previa por violencia de género.
Mari Nieves, 56 años. Asesinada en Roquetas de Mar, Almería, el 4 de octubre
A Mari Nieves la localizó la policía, asesinada, en el domicilio familiar. Tenía varias cuchilladas en el cuello. Les había alertado su hija, residente en Toledo, preocupada por no poder localizar a su madre. Mari Nieves había denunciado dos veces a su marido, en 2021 y en 2023, por maltratarla. Llegó a contar con dos órdenes de alejamiento del supuesto agresor. En 2023 renunció a las medidas de protección, por lo que su caso figuraba como inactivo en VioGen. Su asesino, de 72 años, fue puesto a disposición judicial desde el hospital en el que ingresó por intentar suicidarse tras el asesinato.
Fadoua, 41 años, asesinada en Moaña, Pontevedra, el 5 de octubre
El asesino de Fadoua, de 47 años, mantenía una relación con ella desde hacía sólo unos meses y aunque no existían denuncias por violencia de género sobre ella, su nombre sí figura en los registros de VioGen por maltratar a una pareja anterior. Había estado en prisión y sobre había una orden de alejamiento que dejó de estar en vigor en 2020. El 5 de octubre, su asesino aceleró el coche en el que viajaban juntos enfilando hacia una zona peatonal que atravesaron para después precipitarse al mar. Fue rescatado con síntomas de hipotermia en el techo del vehículo. El cadáver de Fadoua fue hallado flotando en el agua. La autopsia desveló su muerte por ahogamiento. Dejó huérfano a un niño de 12 años. Fadoua, de origen marroquí, no figuraba en VioGen
Mainca, 33 años. Asesinada en Arroyo del Cuellar, Segovia, el 17 de octubre
Mainca, a la que los suyos llamaban Mimi, había nacido en Bulgaria, al igual que su asesino, que le propinó una brutal paliza que la dejó cuatro días en coma en la UCI de un hospital. Su agresor quebrantó una orden de alejamiento para matarla. Mainca le había denunciado un mes antes. Aunque estaban separados, ambos vivían en la localidad de Cuéllar, pero aquel día ella se había acercado a ver a una amiga en Arroyo de Cuéllar. Su asesino la siguió y pidió hablar con ella. Mainca accedió y entró en el coche donde él comenzó a golpearla e intentó estrangularla. Sólo frenó su ataque cuando un vecino que vio la escena alertó a emergencias. Su asesino fue detenido y enviado a prisión. Mainca dejó huérfana a una niña menor de edad que ha quedado bajo el cuidado de su abuela materna.
Hafsa, 40 años. Asesinada en La Mojonera, Almería, el 22 de octubre
El asesino de Hafsa, de 50 años, salió del domicilio familiar con las manos ensangrentadas hasta toparse con una patrulla de la policía local a quienes confesó su crimen. Acababa de degollar a su mujer, madre de sus cuatro hijos, de 3, 6, 14 y 19 años. La pareja era de origen marroquí pero nacionalizados españoles. Hafsa no había presentado ninguna denuncia y su nombre no figuraba en el sistema VioGen. Sus cuatro hijos están ahora a cargo de un tío paterno.
Estela, 36 años. Asesinada en Baiona, Pontevedra, el 8 de noviembre
A raíz de una denuncia, el nombre de Estela figuraba en el sistema VioGen como víctima de “riesgo medio”. Su familia intentaba que rompiera con Humberto, su asesino. Sabían de su carácter violento y machista que le había llevado a tener una orden de alejamiento con Estela desde el mes de abril. El 8 de noviembre la mujer fue hallada muerta junto a la vivienda de Humberto. Tenía numerosos golpes en la cabeza y en la cara. Fue su asesino quien avisó a emergencias, pero al llegar los sanitarios y certificar el fallecimiento, negó tener relación con lo ocurrido y huyó. Una semana después decidió poner fin a su fuga y entregarse tras contactar con su madre y asegurar que no aguantaba más la presión que sentía por el dispositivo activado para su búsqueda. Estela dejó huérfana a una niña de corta edad.
Celeste, 46 años. Asesinada en Estepa, Sevilla, el 23 de noviembre
Celeste y su asesino tenían dos hijos menores de edad, uno de 17 años y otro de 11. El menor fue testigo del asesinato de su madre a manos de su padre con una escopeta de caza. También del suicidio de su padre con la misma arma. El pequeño avisó a un tío suyo de lo ocurrido. Celeste trabajaba en una fábrica de mantecados de la localidad. Nunca denunció a su marido ni pedido ayuda.
Cloe, 15 años. Asesinada en Torrevieja, Alicante, el 24 de noviembre
Como su asesino, Cloe estudiaba en el IES Playa Flamenca de Orihuela Costa. Ella cuarto de la ESO, él, Formación Profesional. Tenían una relación intermitente que ella había decidido terminar. Se lo contó ese domingo y la respuesta de él fue apuñalarla en el cuello. A pesar de estar herida de gravedad, Cloe pudo llegar hasta donde estaba su hermano, a cien metros de donde se produjo la agresión. Eran las once y media de la noche. Fue trasladada al hospital de Torrevieja donde falleció. Una llamada al 112 alertó de un incendio en una casa abandonada cercana al lugar del asesinato. La policía encontró restos de ropa, un cuchillo medio destruido y un paquete de pastillas de encendido. El asesino de Cloe, de 17 años, trató de quemar las pruebas que pudieran inculparle, pero la policía lo relacionó enseguida con el crimen y le detuvo en el domicilio familiar. No había denuncias previas por violencia de género.
Leonor, 45 años. Asesinada en Pasaia, Guipúzcoa, el 30 de noviembre
Leonor nació en Colombia pero llevaba años afincada en el País Vasco. Se había separado de su pareja, al que había denunciado en enero de 2020 por agresiones y amenazas y le impusieron una orden de alejamiento que quebrantó en junio de 2021, razón por la que la Ertzaintza abrió diligencias. Pero esta vez Leonor no quiso denunciar y el expediente se archivó por falta de “incidentes reseñables”. Tres años después, el sábado 30 de noviembre a las cuatro de la tarde, Leonor estaba en su casa con sus dos hijos veinteañeros cuando su asesino aprovechó la visita de una amiga de su hija para colarse en la vivienda. Una vez dentro retuvo a Leonor y le disparó primero en el muslo. Después la amenazó: "Ya sabes a qué he venido, voy a matarte, me has jodido la vida", explica el auto de ingreso en prisión del asesino. Y le disparó en la cabeza. Después, cuentan los vecinos, se escucharon varios disparos más. La amiga de su hija salió al balcón a pedir ayuda. Llevaba las manos ensangrentadas. Tras el crimen, el agresor huyó pero al detectar presencia policial en el entorno de su vivienda, optó por entregarse en dependencias de la Policía local. La investigación abierta trató de localizar el origen del arma de fuego utilizada. Su propietario apareció muerto diez días después del asesinato de Leonor.
Rosario, 32 años. Asesinada en Palma de Mallorca el 10 de diciembre
Chari denunció en noviembre, ante la Guardia Civil, las amenazas de muerte por parte de su asesino, George Teianu, de origen rumano. “Yo iré preso, pero a tí te mataré”, les contó a los agentes. Entonces VioGen le asignó un riesgo alto de agresión, pero al no producirse nuevos incidentes se rebajó a riesgo medio. Pero existía una orden de alejamiento y un dispositivo telemático que la garantizaba. La tarde del 10 de diciembre, Chari no llevaba su receptor. Él la había engañado asegurando que quería despedirse de ella y de las niñas porque se iba a mudar a otra isla. Para que no saltara la alarma, ella dejó el dispositivo en casa, lo que permitió que Teianu accediera al vehículo que conducía y en el que viajaba la hija de ambos, de dos años, y la apuñalara en la cara y el cuello de forma repetida mientras circulaban. Al perder el control se estrelló contra otro coche. Los testigos pensaban que había sido un accidente, hasta que el asesino salió del vehículo y echó a correr. Era un habitual de los bajos fondos de Palma de Mallorca. Eran frecuentes sus peleas y solía moverse con un bate de béisbol o un cuchillo de grandes dimensiones para marcar su territorio. Fue arrestado en 2022 por agredir al portero de una discoteca del Arenal al que a punto estuvo de matar. Fue enviado a prisión preventiva, a la espera de juicio, y se le había retirado el pasaporte, aunque se lo devolvieron en diciembre para que pudiera asistir al entierro de su padre en Rumanía. Chari deja dos niñas huérfanas, una de ocho años y otra de dos, testigo del asesinato de su madre.
Martha Isabel, 50 años. Asesinada en Cartagena, Murcia, el 17 de diciembre
Este mes de enero Martha Isabel habría cumplido su primer año de casada con Pedro José, su asesino. Cuatro meses después de la boda presentó una denuncia por violencia de género y el juez impuso una orden de alejamiento por un periodo de ocho meses. Una medida de protección que caducó once días antes de su asesinato. Aquel martes 17 de diciembre Pedro José acudió a una comisaría de policía para confesar que acababa de matar a su mujer. Los agentes acudieron al domicilio y encontraron a la mujer muerta en una de las camas, con signos de estrangulamiento. Martha había nacido en Colombia, pero llevaba tiempo viviendo en Cartagena. Tenía un hijo menor de edad de una relación anterior. Su asesino es español. Está en prisión a la espera de juicio.
Rejane, 42 años. Asesinada en Viveiro, Lugo, el 18 de diciembre
Rejane, nacida en Brasil, era muy conocida en la parroquia de Covas, adscrita al municipio de Viveiro. Trabajaba en un supermercado. Los vecinos también conocían a su asesino, Ramón, un taxista de la localidad, que el 18 de diciembre llenó de cuchilladas el cuerpo de su pareja en el domicilio que compartían desde hacía 16 años y en el que vivía también un hijo de Rejane, de 22 años; el mismo que entre lágrimas y ante el cadáver de su madre decía que se veía incapaz de superarlo. Tras el asesinato, Ramón llamó muy alterado a un familiar asegurando que iba a suicidarse. Cuando la policía le detuvo tenía algunos cortes, por lo que fue trasladado al hospital comarcal. No existían denuncias previas de violencia de género y ninguno de los dos figuraba en el sistema VioGen.
Diana Marisol, 29 años. Asesinada en Madrid el 30 de diciembre
Diana, nacida en Paraguay, había denunciado hacía unas semanas a su ex pareja por violencia de género. El juez apreció suficientes indicios de riesgo como para dictar una orden de protección sobre ella, una orden de alejamiento que estaba en vigor el lunes 30 de diciembre cuando su asesino, Augusto, de unos 55 años y origen dominicano, le asestó varias puñaladas con un cuchillo en el cuello y la axila derecha hasta causar su muerte. Era de madrugada y tras el asesinato él huyo, pero fue localizado poco después por la policía en las inmediaciones del domicilio, en el madrileño barrio de Useera
***Resúmenes elaborados con la ayuda de prensa local y del portal de internet feminicidio.net
Recuerden que hay recursos para ayudar a las víctimas de violencia de género, que cualquier familiar, vecino o testigo de un acto de violencia puede y debe denunciar. El teléfono 016 funciona las 24 horas del día, atiende en todos los idiomas, atiende por SMS, por WhatsApp o por vía telefónica. La llamada no deja rastro en la factura pero sí queda registrada en algunos teléfonos en la lista de llamadas y hay que borrarlo manualmente. Disponen también de la aplicación AlertCorps y en caso de urgencia, del 112. Úsenlos.