El amor es un tema que se trata constantemente en los medios de comunicación, en las canciones, en el cine, en los anuncios publicitarios, en las conversaciones que tenemos. Parece que todos sepamos sobre ello pero, ¿se puede investigar sobre el amor?
Desde la psicología se estudian muchos aspectos de la persona y de sus relaciones. Dentro de estas, sin lugar a dudas, las relaciones de pareja son un tema importante que merece toda nuestra atención. Para realizar estos estudios se implementan diversas metodologías, como las entrevistas, los estudios de casos, los grupos de investigación.
El modo de ver las relaciones de pareja ha ido cambiando, siempre sin perder de vista la influencia de la cultura, la sociedad, los valores, la educación, y las experiencias de vida de cada persona.
¿Cómo es una pareja saludable?
Una relación de pareja saludable contribuye al bienestar emocional de la persona y es una fuente importante de apoyo social. Existen estudios científicos que incluso apoyan el efecto beneficioso de tener una pareja en el alivio de procesos dolorosos. Por ejemplo, cuando alguien siente algún tipo de dolor físico.
A su vez, las emociones influyen en nuestra salud física y mental. Por ello, contar con personas que nos ayuden (como con la pareja, la familia, las amistades, etc.) podría ser un factor protector contra diferentes enfermedades.
Sin embargo, la pareja no es siempre fuente de apoyo y salud, sino todo lo contrario. Cada vez escuchamos más el asunto de las “relaciones tóxicas”. Además, se está volviendo frecuente que desde edades tempranas comiencen a aparecer indicios de relaciones de pareja que no están basadas en la igualdad y el respeto mutuo, sino que tienen más que ver con la dependencia emocional. En ocasiones, se convierten en relaciones violentas.
Al estudiar el amor y las relaciones amorosas hemos descubierto que detrás de muchos casos de relaciones de pareja violentas y no saludables se esconden los mitos del amor romántico.
También se ven envueltas en ello personas que necesitan aumentar su autoestima y disminuir sus inseguridades a través del doblegamiento psicológico de la otra persona (abuso emocional).
¿Tiene una relación tóxica?
Pero ¿Cómo podríamos identificar si estamos guiando una relación de pareja en base a este tipo de ideas? Para ello, deberemos responder mentalmente ‘sí’ o ‘no’ a la siguientes preguntas:
¿Existe la media naranja o predestinación?
¿El amor conduce al matrimonio y es la base de éste?
¿El amor pasional de los primeros meses de relación amorosa debe continuar siempre?
¿Los celos son un indicador de amor verdadero?
¿El amor lo puede todo?
Ahora llegan las respuestas. Si hemos dicho que sí a alguna de estas cuestiones, es que hay algún mito del amor romántico que sin querer hemos aprendido. La buena noticia es que nos pasa a todas las personas, pues nos han educado, de forma consciente o no, en estos mitos. Sin embargo, estamos a tiempo de cambiarlo.
Efectivamente, creer que somos medias naranjas afecta nuestra forma de entender la pareja, ya que nos planteamos las relaciones desde la necesidad de completarnos, el uno al otro, en lugar de complementarnos.
¿No sería mejor amarnos como naranjas completas? La imagen tan común del corazón o la naranja dividida en dos mitades (que encajan perfectamente) contribuye a mantener la idea de que estamos incompletos y todo ello afecta a nuestra autoestima.
Sería mucho más saludable amarse desde la plenitud y establecer relaciones enriquecedoras para ambas partes. Además, siempre debemos recordar que la persona que más le debe y tiene que amar es usted misma.
Crear falsas expectativas de parejas, un error común
Estos mitos también refuerzan la idea de que el amor debe conducir al matrimonio y atentan contra la libertad de cada persona para elegir la forma de establecer una pareja.
Además, se iguala el enamoramiento al amor y se exige que la pasión y la pareja se mantengan siempre igual que en el inicio. El peligro de este mito es que crea falsas expectativas y es una fuente de malestar muy común.
Las parejas al inicio se están conociendo y experimentan determinadas emociones. Esto da lugar a otras fases de la relación que son igual de válidas aunque diferentes. La psicología nos enseña que no debemos exigir que todas ellas sean iguales.
Las parejas evolucionan y lo importante es que lo hagan hacia la compenetración, el respeto y la igualdad. Esto exige comprender y conocer a la otra persona y aceptar esta evolución.
Los celos nunca serán una prueba de amor
Otro mito muy extendido es que los celos significan amor. Esta idea es peligrosa y es una de las más asociadas a la violencia y la dependencia emocional. Los celos no deben exigirse ni brindarse como prueba de amor verdadero.
Son fuente de conflicto y una expresión de sentimientos de posesión e inseguridad. Los celos son un veneno que transforma las relaciones de pareja en vínculos tóxicos contra los que debemos luchar.
En la misma línea está la idea de que “el amor lo puede todo”. Es cierto que podemos apoyar y estar cerca de una persona a la que queremos durante toda una vida. Sin embargo, detrás de esa afirmación se esconden grandes problemas. Con ella, a veces, queremos justificar las agresiones físicas, sexuales, el maltrato psicológico y todas las formas de violencia que se dan en la pareja.
Pero recuerde que eso no es amor. Si es amor, no duele. He aquí la importancia de poner límites.
Es importante que detectemos estos mitos del amor romántico y luchemos contra ellos. Desde la escuela y el hogar debemos comenzar a “deconstruir” estas ideas que conducen a relaciones nocivas.
Todas las personas tenemos parte de responsabilidad y todas podemos contribuir a cambiar estos mitos. Desde nuestros trabajos, desde la escuela, desde la comunidad, etc., todos debemos comenzar a “deconstruir” estas ideas que conducen a relaciones dañinas.
Debemos fomentar el respeto, la libertad, la igualdad y el apoyo mutuo en todas las relaciones. Amar desde la plenitud y no tolerar la violencia en ninguna de sus formas. Siempre estamos a tiempo para construir relaciones saludables.
Carmen María Galvez Sánchez, PhD in Psychology. Research and teaching staff, Universidad de Jaén y Casandra Isabel Montoro Aguilar, University lecturer and researcher, Universidad de Jaén
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.