Antonio Resines es uno de los actores más queridos de nuestro país, conocido y admirado por su faceta cómica. Sin embargo, el pasado mes de diciembre el actor atravesó por uno de los momentos más duros de su vida tras contagiarse de Covid y estar ingresado 36 días en la UCI del Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Ahora -ya recuperado- ha querido contar su experiencia para concienciar sobre la gravedad del coronavirus y la importancia de blindar la sanidad pública.
En una entrevista en El País Semanal el intérprete ha relatado el calvario que vivió desde que ingresó en la UCI. Entró el 23 de diciembre y el 28 de enero le subieron a planta, donde permaneció otros 12 días. Más de un mes en la que su vida se detuvo.
"Me quería morir. No podía más. De hecho, en mi delirio, se lo dije a los médicos: Pegadme un tiro de una puta vez", ha confesado Resines.
Delirios a causa de la medicación
Al despertar, el actor tuvo que lidiar con las secuelas del covid, pero también con el exceso de medicación y corticoides para paliar los dolores. Un cóctel que provocó que estuviera irascible y delirante, llegando a pensar, incluso, que los médicos querían matarle.
"Cuando fui consciente, me tiré cuatro días pidiendo perdón a todo el mundo". Resines había insultado a médicos, enfermeras, personal y visitas, recoge El País.
"Quería irme de ahí, a leer el periódico con un amigo que se murió hace ocho años, Rafa Santillán. Tomarme un café o una caña con él y otros también de por aquí, pero para eso me tenía que morir. Mandé una carta a mis padres. Pero una carta como de alguien que no sabe escribir, como de película de paletos. Les decía que en el tránsito cuidaran de Ana y de Ricardo, mi hijo. Me cansé, me cansé de verdad, me estaba yendo… Probablemente me encuentre a mis padres y a mis amigos por ahí, me figuré. En ese momento creí, sí, que quizá hubiera algo", explica el actor en la entrevista.
Férrea defensa de la sanidad pública
Su complicada estancia en la UCI también le han hecho ser aún más consciente de la importancia de invertir y reforzar la sanidad pública.
"El seguimiento lo hacen intensivistas, especialistas en infecciones, psicólogos clínicos, psiquiatras, equipos que se turnan. La UCI es un sitio impecable. El problema fundamental de la sanidad no son los trabajadores, son las infraestructuras y la falta de dinero y de personal. Ahora, los que atienden y se dejan ahí la vida te tratan como si estuvieras en un palacio", defiende Resines.