Bill Gates anunció recientemente su intención de donar toda su fortuna a la fundación filantrópica que preside con su exmujer Melinda French Gates. Desde que dejó Microsoft, el millonario ha dedicado su tiempo a proyectos filantrópicos, gran parte de ellos dedicados a la lucha contra el cambio climático.
Su ímpetu por buscar opciones innovadoras que reduzcan la huella de CO2 choca, no obstante, con su forma de viajar, ya que Gates suele desplazarse en jet privado.
En una entrevista en la BBC, el periodista Amol Rajan le preguntaba por esta disyuntiva tras las críticas al cofundador de Microsoft por este asunto.
Muchos tachan de hipócrita el comportamiento de Gates, mientras el millonario justifica el uso del avión privado asegurando que paga mucho dinero para cubrir la huella de carbono que deja su familia, además de contribuir con "miles de millones de dólares en innovación climática. ¿Debería quedarme en casa y no venir a Kenia y aprender sobre la agricultura y la malaria?", se preguntaba.
Bill Gates considera que sus pagos multimillonarios no solo le excluyen del problema del cambio climático, sino que le hacen formar parte de la solución. "Me siento cómodo con la idea de que no solo no formo parte del problema al pagar las compensaciones, sino que, además, a través de los miles de millones que gasta mi grupo de innovación energética, formo parte de la solución", ha declarado.
Una colección de jets privados
La colección de aviones privados que se le atribuyen a Gates no tiene desperdicio. El más grande en el que se le ha visto es un Bombardier BD-700 Global Express que tiene un precio aproximado de 40 millones de dólares y capacidad para 19 personas.
Se trata de un avión que el magnate estadounidense utiliza para volar largas distancias sin tener que hacer escalas. Dada la agenda tan ocupada del millonario, este avión es perfecto para sus constantes viajes internacionales.