En numerosas ocasiones, molestias físicas como cefaleas, dolor de espalda o molestias gastrointestinales, pueden tener un origen psicológico. En realidad, estos síntomas pueden ser la somatización de una enfermedad psicológica, como puede ser la depresión.
La somatización es una de las formas bajo las que se puede manifestar esta enfermedad, de una forma en la que parece que el problema principal es físico. De esta manera, la apatía y la tristeza quedan ocultas bajo las quejas somáticas del paciente.
Depresión: causas y síntomas
Alfredo Aranda, médico psiquiatra, sostiene que la depresión es un trastorno grave del estado de ánimo, producto de un déficit de neurotransmisores, que se produce durante un tiempo determinado.
Sin embargo, a pesar de que diversos estudios han concluido en que tiene condicionantes genéticas, al igual que ocurre en otras enfermedades mentales, no se conoce la causa última por la que se produce.
“Se caracteriza por una disminución generalizada de un bajo estado de ánimo, que se acompaña de pérdida de ilusión y de intereses por las cosas que antes causaban placer o felicidad en la persona”, sostiene el médico psiquiatra.
Por su parte, Olvido del Cerro, psicóloga sanitaria, afirma que, durante la depresión, el paciente experimenta diversas vivencias de culpa y de fracaso, angustia, autodesprecio y falta de confianza en el futuro. “El sueño se ve afectado por insomnio acortado o de mantenimiento y, en consecuencia, la persona puede amanecer con despertar angustioso”, afirma la especialista. En definitiva, la depresión produce un apagamiento generalizado en todas las funciones vitales de la persona.
“La persona tiene un pensamiento negativo sobre el mundo que le rodea, sobre el futuro y sobre él mismo. Esto es lo que, en su modelo teórico, Aaron T.Beck denominó la ‘Triada Cognitiva de la Depresión”. Esta se compone de tres elementos sobre los que se asienta el modelo teórico que el psiquiatra y profesor estadounidense desarrolló para interpretar la depresión:
- Pensamientos negativos sobre uno mismo.
- Pensamientos negativos sobre el mundo que le rodea.
- Pensamientos negativos sobre el futuro próximo.
A pesar de que la depresión puede manifestarse en cualquier etapa de la vida del paciente, ambos profesionales sostienen que es más frecuente que dé la cara en la tercera etapa vital, es decir, en personas con edad avanzada.
“Las depresiones en la tercera edad suelen tener peor pronóstico y estar vinculadas a otros trastornos involutivos, además de la pérdida de expectativas vitales de cara al futuro”, cuenta Olvido.
De igual manera, el psiquiatra y la psicóloga afirman que, en niños, también pueden darse estados depresivos vinculados a crisis madurativas.
Somatización: cuando el malestar psicológico se expresa a través del cuerpo
“En la depresión se produce un déficit en la respuesta inmunitaria, facilitando el desarrollo de otras patologías, afectando negativamente a la resistencia del organismo frente a patógenos, virus y bacterias, pudiendo provocar infecciones en todo el organismo”, explica Olvido del Cerro.
En este contexto, Alfredo Aranda hace referencia a la somatización del trastorno ansioso depresivo. De acuerdo con el psiquiatra, se trata de una enfermedad “de menor intensidad”, causada, generalmente, por desajustes en la estructura de la personalidad. “Es aquello que antes se denominaba personalidad neurótica y que tiene como consecuencias una dificultad adaptativa”, añade.
El psiquiatra indica que, junto a síntomas de corte depresivo, hay predominio de ansiedad exacerbada.
En este contexto, Olvido del Cerro señala que, dentro del cuadro de ansiedad y de bajo estado de ánimo, “pueden desarrollarse tendencias hipocondriacas que hagan concebir falsos síntomas o que incrementan los síntomas de patologías subyacentes”.
El trastorno ansioso depresivo puede provocar distintos síntomas a nivel físico. Así, la persona que está sufriendo esta enfermedad puede presentar los siguientes indicios:
- Síntomas gastrointestinales: náuseas, vómitos, dolores gástricos, aerofagia, dispepsia funcional.
- Síntomas neurológicos: parestesias, pérdida de memoria, cefalea, lumbalgia, dolores crónicos, mareos.
- Síntomas cardio-respiratorios: disnea subjetiva, taquicardia, palpitaciones, dolor torácico.
- Síntomas dermatológicos: alopecia, prurito, eczemas.
- Síntomas generales: cansancio, debilidad, fatiga, alteraciones del sueño.
- Síntomas genitourinarios: disminución de la lívido, impotencia, disuria.
“Se trata de una serie de síntomas que le pueden hacer acudir a urgencias por la percepción de muerte inminente”, cuenta la psicóloga sanitaria.
No obstante, no todos los pacientes que sufren un trastorno ansioso-depresivo experimentan problemas de somatización. Esto depende de varios factores:
- Que el paciente experimente o no situaciones o preocupaciones que le lleven a somatizar su malestar psicológico.
- Que la persona sienta o no con recursos o capacidades para afrontar la realidad.
- Que el paciente tenga la capacidad de expresar su preocupación o emoción.