El Boeing 767-300 había despegado de Madrid rumbo a Toronto (Canadá) a las 14.33 horas y, tras detectar problemas técnicos, optó por regresar a Barajas tal y como dicta el correspondiente protocolo.
El avión perdió piezas del tren de aterrizaje, que entraron en el motor izquierdo, por lo que tuvo que permanecer en torno a tres horas gastando combustible, antes de aterrizar.
El aterrizaje ha sido supervisado por al menos seis dotaciones de bomberos de la Comunidad de Madrid y otras tantas del Ayuntamiento de la capital, además de personal sanitario del servicio municipal y regional de urgencias (Samur y Summa), bajo la supervisión del ministro de Transportes, José Luis Ábalos, que se desplazó al aeródromo, entre otros.