El Ministerio de Universidades ha hecho público un documento para un regreso a las clases seguro el próximo mes de septiembre en el que se apuesta por el uso de mascarillas, el respeto a la distancia de seguridad y, si esta no es posible, combinar las clases presenciales con las online.
El documento elaborado por el departamento de Manuel Castells, junto al Ministerio de Sanidad, da recomendaciones "para adaptar el curso universitario 2020-2021 a una presencialidad adaptada". Asimismo, instan a las universidades a realizar un "cálculo de coeficientes de ocupación de cada una de las actividades docentes e investigadoras que se desarrollen en sus instalaciones".
Cálculo del coeficiente de ocupación
Una vez que el Ministerio de Sanidad ha establecido los criterios sanitarios que se deben respetar, los centros deberán calcular los coeficientes de ocupación de cada una de las actividades docentes e investigadoras que se desarrollen en sus instalaciones.
Este cálculo sería la relación entre el número de estudiantes matriculados en el centro y la capacidad de la instalación teniendo en cuenta la separación de 1,5 metros entre los ocupantes.
Además, cada universidad realizará un cálculo del coeficiente de ocupación real de cada una de sus actividades teniendo en cuenta la relación entre el número de estudiantes matriculados en la actividad y la capacidad real de la instalación.
En caso de que el número de asistentes sea superior a la capacidad de la instalación, se deberá abogar por una enseñanza combinada presencial/online. En caso de que el número de asistentes sea inferior a la capacidad, se podrá dar clase presencial siempre que se mantengan las medidas de seguridad e higiene recomendadas por Sanidad, es decir, mascarillas de uso obligatorio y distancia de 1,5 metros.
Alternar clases presenciales con clases online
Además de la obligatoriedad de la mascarilla, si las universidades no puedan admitir a todos los alumnos respetando la distancia de seguridad de 1,5 metros, se tendrán que llevar a cabo las actuaciones pertinentes para que las clases se puedan seguir de manera online o, incluso, retransmitirlas telemáticamente para que se puedan seguir en directo por videoconferencia.
En este caso, los alumnos deberían rotarse entre ellos, para que alternen la enseñanza que reciben presencialmente y la que reciben online.
Plan de contingencia de los centros
El Ministerio ha descartado "doblar las clases por grupos" debido a la "escasez de recursos docentes a corto plazo" porque "implicaría una sobrecarga insoportable para el cuerpo docente".
Además, cada universidad tendrá que establecer antes del comienzo de curso un plan de contingencia que permita, en caso de que la situación sanitaria lo requiera, un cambio masivo e inmediato a un sistema de docencia online.
También, estos planes tendrán que incluir formación para el profesorado en enseñanza online, adaptación de los sistemas de evaluación en las diferentes titulaciones, o el establecimiento de horarios para tutorías o seminarios para garantizar una "correcta atención" al estudiante y una jornada laboral acorde a la legislación laboral para el profesorado.
El Ministerio de Castells pide también una estrategia de digitalización reforzada del sistema universitario, tanto para las posibles situaciones de emergencia como para una flexibilización de las modalidades de enseñanza.
Destaca que hay que mejorar el equipamiento informático y redes telemáticas de las universidades, así como capacitar al profesorado en el uso de la comunicación digital y una ayuda de la administración universitaria para la conectividad adecuada del conjunto del estudiantado, de forma que "ningún estudiante sea discriminado por la persistencia de la brecha digital".
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