Ha sido la imagen de la mañana, la de Beatriz Flamini, deportista de élite, alpinista y escaladora que acaba de batir un récord mundial tras pasar 500 días, un año y cuatro meses, metida en una cueva de Motril a 70 metros bajo el suelo.
Durante todo este tiempo no ha tenido contacto con el exterior, no ha visto la luz del sol y no ha tenido referencias temporales. La han recibido fuera amigos y el equipo que le ha dado soporte todo este tiempo, al que ha dado las gracias emocionada.
Cuáles ha sido sus primeras palabras
Minutos después de las 9:00 de la mañana, Flamini ha salido de la cueva en aparente buen estado de salud, con gafas de sol para protegerse la vista y una amplia sonrisa.
Tras vivir esta experiencia, que ha definido como "excelente e insuperable", en el exterior de la cueva la esperaban, además de personas involucradas en el proyecto, amigos que, con mascarilla para proteger su salud, la han recibido con un fuerte aplauso, a lo que Flamini, que entró con 48 años y ha salido con 50, ha respondido diciendo que los quiere "un montón" y que se siente "muy agradecida", y ha pedido disculpas y que no tomen en cuenta lo sucedido abajo.
Qué es lo que más desea hacer ahora mismo
Después de dar largos abrazos a los amigos y miembros del equipo que ha seguido a diario su situación, se ha dirigido a los medios allí congregados: "Me gustaría poder ser amable, poder contestaros pero hay una rueda de prensa, si me permitís que me pueda pegar una ducha, que llevo un año y medio sin tocar el agua, nos vemos luego en un ratito".
Ha agradecido además la profesionalidad del grupo de psicólogos, espeleólogos y entrenadores físicos involucrados en el proyecto porque sin ellos, ha dicho, no hubiera sido posible.
Durante todo este tiempo, ella ha ido dejando las tarjetas de video que grababa en la zona de intercambio de la cueva programada con los espeleólogos, donde también se producía la entrega de alimentos y retirada de basura sin comunicación alguna.
El objetivo de la experiencia
Esta vivencia forma parte del proyecto 'Timecave', que se inició hace dos años, cuando esta apasionada de expediciones en solitario por las cimas más altas del mundo y experta en autosuficiencia contactó con la productora Dokumalia para plantearle el reto de permanecer sola y sin contacto exterior en una cueva durante 500 días.
La productora ha registrado su vida cotidiana a setenta metros bajo tierra, que grupos de investigación de las universidades de Granada y Almería han seguido de cerca para estudiar cómo afecta el aislamiento social y la desorientación temporal extrema a la percepción del tiempo, así como los cambios neuropsicológicos que ha conllevado este tremendo desafío ante la soledad, la ausencia de luz natural y el aislamiento cognitivo y social.