La crudeza de las cifras representa, fielmente, el drama que han vivido -y que siguen viviendo- miles de niñas y adolescentes en nuestro país. Y eso que los datos, recopilados por el Consejo General del Poder Judicial y por el Ministerio del Interior, es posible que se queden en la superficie. Según la última Macroencuesta de Violencia contra la mujer, sólo el 8% de las agresiones terminan convirtiéndose en denuncia. Esto en el caso de las adultas. En niñas y adolescentes, el problema se agranda.
Save the Children ha analizado en Silenciadas los últimos datos sobre violencia sexual en la adolescencia en España y las cifras estremecen: en 2022 se interpusieron en España 18.731 denuncias por violencia sexual. Casi la mitad (45%) tenían como víctima a una persona menor de 18 años. De estas denuncias, el 82% eran niñas o adolescentes.
Además, se ha disparado en cinco años el número de agresiones sexuales múltiples, cometidas por más de una persona (un 64%). Ciñéndose a la infancia y adolescencia, el perfil de la víctima es el de una niña de edad media de 15 años cuyos agresores tienen una edad similar, se conocen con anterioridad y el delito suele cometerse con penetración y violencia. Recuerda Save the Children que en la violencia sexual entre iguales, el hogar es el escenario más frecuente y que el ocio nocturno también tiene una gran relevancia en esta violencia.
El impacto de la pornografía
A la hora de rastrear por las causas de este incremento, enseguida surgen dos palabras: tecnología y pornografía. La primera como el entorno en el que ya se desarrolla la infancia y la adolescencia. La segunda "porque condiciona -explica la ONG- la forma en que los niños, niñas y adolescentes se relacionan entre sí".
Según datos de la propia organización, casi 7 de cada 10 adolescentes consumen pornografía y acceden a contenidos sexuales ya a los 12 años. "Pornografía de consumo masivo, online, gratuita e ilimitada, con contenidos basados en la violencia y la desigualdad", puntualizan. La pornografía muestra comportamientos reproducidos por los menores: la no necesidad de pedir consentimiento, la negativa del mismo por parte de los hombres, la ausencia de métodos anticonceptivos, la cosificación de la mujer o el establecimiento de roles desiguales: dominio masculino y sumisión femenina.
El 10% de las agresiones son grabadas y difundidas
"Tenemos que tener en cuenta -añade Catalina Perazzo, directora de Incidencia Política y Social de Save the Children- que más de un 10% de las agresiones sexuales múltiples son grabadas o fotografiadas como señal de dominio y a la espera de un reconocimiento del grupo de iguales", lo que da muestra del impacto tanto de la pornografía como de las redes sociales.
En 2022, 1.031 menores de entre 14 y 17 años fueron detenidos o investigados por delitos sexuales, un 18 % más que en 2021; adolescentes responsables del 10,6 % de las violaciones (292 casos), del 8,9 % de abusos y agresiones sexuales (638) y del 10,7% de los delitos de pornografía de menores (50).
Utilizar la pornografía como educación sexual es como usar un videojuego de carreras para aprender a conducir
Por todo ello Save the Children pone el foco en implantar una educación afectivo-sexual desde edades tempranas. "La pornografía -se queja Perazzo- no puede ser la profesora de sexualidad de los niños, porque estamos hablando de ficción, no es real. Es como si enseñáramos a conducir a adolescentes con videojuegos de carreras de coches".
Apuesta la ONG por dotar a los menores de herramientas para que puedan hacer un uso seguro de Internet y las redes sociales. "Y cuando la violencia se ha producido -añade- es necesario que quienes han sido víctimas sean atendidos con las mayores garantías y respetando todos sus derechos". Sin olvidar tampoco la atención a los adolescentes que han cometido una agresión. Save the Children apuesta por intervenir, no sólo de forma individualizada con el agresor, sino también con su entorno, para una reparación eficaz y a largo plazo.