Con el paso de los días, las grandes ciudades de España han ido librándose paulatinamente de los malos humos. En las 80 localidades más pobladas de nuestro país, los niveles de dióxido de nitrógeno se han reducido un 51% en las primeras 3 semanas de confinamiento con respecto al mismo periodo de 2019.
Y en todas las capitales europeas también han caído los niveles de contaminación. Debemos aprender de lo evidente: hay una relación directa entre la movilidad motorizada y la calidad del aire, como explica a Onda Cero David Howell, responsable de Energía y Clima de Seobirdlife.
Desde el Gobierno apuestan por estrategias para adaptar el transporte público a la densidad de aforo para respetar las normas de convivencia en esta nueva normalidad en la que nos encontramos, contribuyendo a mantener esa calidad del aire.
El transporte terrestre ha sido fundamental. Londres o Barcelona han restringido el tráfico en su zona centro, es momento de replantearse la ciudad con la peatonalización de zonas por ejemplo.
Todo ello no sólo afecta ya a la calidad de vida de las personas, también ha cambiado la naturaleza que nos rodea. En Venecia se han visto los canales como nunca: completamente limpios, incluso con pequeños bancos de peces.
En la ciudad japonesa de Nara, los ciervos campan a sus anchas en calles sin turistas, y en Oakland, en la bahía de San Francisco, se han visto pavos salvajes entrando en las instalaciones de una escuela. Por todo ello, los expertos animan a los gobiernos a que cambien el chip y aprovechen las medidas ya puestas en marcha para que sus ciudadanos puedan vivir en un planeta más sano.