Día contra la violencia machista
25 de Noviembre
Día contra la violencia machista
25 de Noviembre
Madrid | 25.11.2022 07:04
"¿Si me acuerdo de cómo comenzó? Fue justo en el viaje de novios cuando su actitud cambió por completo. Incluso me llegó a decir que había sido un error casarse conmigo". Así recuerda Paloma el comienzo del calvario que ha vivido durante 16 años de matrimonio.
Con motivo del Día Internacional contra la Violencia contra La Mujer, Paloma (nombre ficticio para proteger la identidad de la víctima) recibe a Onda Cero en un bar de Pozuelo (Madrid). Su historia, una de tantas, es la historia de una víctima de violencia machista a la que el tiempo solo servirá para cicatrizar una herida que difícilmente se borre.
"Vine a Madrid pensando ‘pobrecito. Está frustrado porque ha cambiado su vida entera por mí, por amor’. No le di importancia y, fue a partir de este momento, cuando comenzóel verdadero maltrato psicológico", recuerda. Cuenta Paloma que “no tenía lugar en la vida” de su exmarido y que, ni siquiera, ella misma se daba cuenta. "Me hacía sentir inferior y yo lo seguía justificando, pensando que lo tenía que apoyar", añade, entre lágrimas.
A la violencia psicológica que sufrió Paloma, le siguió la física: "Un día vi que mi exmarido estaba buscando en su ordenador maneras de hacer daño a la empresa de mis padres. Cuando se dio cuenta, me agarró del brazo, me sacó, me zarandeó y me golpeó contra una mesa", narra aún muy afectada por la escena que revive una década más tarde.
Me hacía sentir inferior y yo lo seguía justificando, pensando que le tenía que apoyar
Paloma es madre de tres hijos. Precisamente, fue en cada embarazo, cuando se dio cuenta de que, verdaderamente, se había convertido en una víctima más de violencia machista. "No me acompañaba a los médicos, ni a dar los paseos obligatorios y cuando enfermaba me dejaba ahí tirada, no se preocupaba en absoluto por mi salud. Tampoco dejaba que mi madre me acompañase al hospital, quería que estuviese absolutamente sola", solloza.
En este momento, en los embarazos, la víctima experimentó la verdadera soledad, mientras sentía a sus hijos dentro. El periodo donde más maltrato recibió por parte de su expareja fue durante la gestación de su tercer hijo.
"Fue un embarazo sorpresa, no lo esperábamos. Me dijo que no podía ser y que me atuviera a las consecuencias si pensaba tener a mi hijo. Lloré muchísimo", narra con la voz rota.
Paloma es incapaz de nombrar al hombre que la maltrató durante más de diez años. "Influenciada por él, llegué a plantear [a mis padres] la idea de abortar. Estaba anulada por completo, no tenía decisión".
Te lo dije, este no sale de aquí. ¿De qué te extrañas? Tienes lo que te mereces. ¿Ahora que vas a hacer?
Un día, cuando llegó a su casa, le dijo a su exmarido que pensaba seguir adelante con el embarazo: "Tú misma", le dijo.
“Él nunca quiso a mi niño. De hecho, nació con un pulmón inmaduro y, cuando me comunicaron que no sabían si iba a seguir adelante, me dijo 'Este no sale de aquí. ¿De qué te extrañas? Tienes lo que te mereces'. Yo no me podía creer lo que estaba escuchando", solloza. "Afortunadamente, mi hijo sobrevivió".
Paloma forma parte de ese tercio de mujeres que son víctimas de violencia de género -ya sea física, psicológica o sexual- según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de ONU Mujeres.
Según Carmen Rodríguez, trabajadora social en el SAD del Ayuntamiento de Madrid, la violencia de género es muy difícil de erradicar. Añadeque el aumento de casos de violencia de género se debe a que, gracias a una evolución social, las nuevas generaciones de mujeres maltratadas están aprendiendo a identificar y poner nombre al maltrato, así como a ser conscientes de su situación. Cada vez menos mujeres se quedan calladas y se atreven a denunciar. Como Paloma.
En el noveno cumpleaños de su primer hijo se armó de valor y le pidió a su expareja el divorcio con un convenio regulador amistoso. A pesar de haberse separado de mutuo acuerdo, la víctima recuerda esta etapa de seis meses como "un infierno".
"Por la noche bebía y yo, mientras, me hacía la dormida. Borracho, venía a mi habitación, me alumbraba los ojos con la linterna del móvil y me decía "Ahora, divorciarme… te vas a cagar, no solo tú, sino también tu familia’, recuerda aterrada.
Paloma "dormía temblando", pensando que algo podría pasarle a sus hijos, que la violencia de su exmarido acabaría también golpeando a sus hijos. "A veces me cantaba al oído una canción que rozaba el terror. Decía 'la locura no tiene cura...".
Era como vivir con una persona desconocida y "completamente fuera de control". "Siempre guardaba un cuchillo entre el canapé y el colchón, y dormía encima. Me tuve que comprar hasta un bolígrafo que grababa y dejarlo en mi mesilla para que, si en algún momento me pasaba algo, hubiese pruebas". La pesadilla llegó a un punto que, incluso, llegó a pensar: "Ojalá me pegue y pueda enseñar los golpes ante un juez".
Una vez firmados los papeles del divorcio, el maltrato continuó ya no solo contra ella, sino también contra sus hijos. En una ocasión, asegura Paloma, pegó a su hija y "le pidió que se tirara por el balcón". Fue entonces cuando decidió luchar por la custodia completa de sus hijos.