Han sido una veintena de etapas surcando el Mar Cantábrico, desde Hondarribia hasta Santiago, aunque en realidad han combinado el submarinismo con el senderismo porque han tenido una etapa de trekking.
Estos cuatro peregrinos han realizado el Camino buceando, una forma muy difícil de realizarlo alternando rutas bajo el agua y caminando.
Una de las curiosidades es que han seguido la senda marcada por varios monolitos de dirección colocados en el fondo marino. El primero en la costa de Vizcaya con sus 50 kg de peso y su tradicional flecha dorada de indicación para los peregrinos.
Los organizadores de esta singular peregrinación reconoce que la logística ha sido complicada, pero que han podido cumplir un sueño que tenían desde hace cuatro años.
Han llegado a la Plaza del Obradoiro con sus buzos y la ilusión intacta por repetir la experiencia.