Advierte la fundación, de que muchas de esas llamadas reflejan ansiedad, tristeza e incluso ideas de suicidio. Las ideas e intentos de suicidio de estos menores han aumentado del 2 por ciento al 8,3 en este período.
La frustración del encierro hace que los violentos vuelquen su ira sobre los más débiles, los niños y esta puede ser una de las causas de que los casos de maltrato intrafamiliar sean los más frecuentes, casi el 50 por ciento. La imposibilidad de escapar hace más necesario que nunca el chat que funciona las 24 horas del día de la Fundación ANAR.
Benjamín Ballesteros, director de la fundación, asegura que este chat "permite que si el agresor quita en un momento determinado a la víctima el móvil u otro aparto electrónico, la conversación esté completamente borrada, ofreciéndole una seguridad extraordinaria".
Otras posibles causas son la presión laboral, la incertidumbre económica y el que los padres se vean superados por el teletrabajo el cuidado de los hijos. Desde ANAR recuerdan que reabren todas sus líneas disponibles para ayudar a los menores que sufren violencia.
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