"Para 8 de cada 10 consumidores, seguir una dieta equilibrada es imprescindible dentro de un estilo de vida saludable", según revelan los datos publicados por la plataforma de estudios colaborativos, AECOC SHOPPERVIEW.
Cada vez hay más conciencia de que cuidar la alimentación y suministrarle al cuerpo los nutrientes esenciales que necesita (carbohidratos, proteínas, grasas saludables, minerales y vitaminas) proporciona múltiples beneficios para la salud. De esta manera, también se pueden prevenir enfermedades como el cáncer, la diabetes, la hipertensión o la osteoporosis, entre otras.
Sin embargo, además de hacer una ingesta de alimentos cuyos valores nutricionales sean positivos, hay que tener otro aspecto a tener en cuenta a la hora de implementar buenos hábitos alimenticios, y es el horario en el que efectuamos nuestras comidas. A continuación, te contamos como este indicador te puede llegar a afectar.
¿Qué efectos tiene comer tarde?
En octubre de 2022, la revista científica Cell Metabolism, se hizo eco de un estudio realizado por la Universidad de Harvard, el cual revela que comer tarde tiene efectos negativos en nuestro metabolismo.
La observación extrae como conclusión que cuando las comidas se retrasan, se promueve un aumento de peso, puesto que comer más tarde afecta a dos hormonas reguladoras del apetito: la grelina y la leptina. Además, esta práctica no solo ralentiza la quema de calorías, sino que genera más impulso por la comida.
Es por ello que los expertos sugieren adaptarse a unos horarios tempranos, en los que el almuerzo se produzca entre las 12:00 y las 13:00 horas, mientras que la cena se haga unas seis horas y media antes de acostarse.
Cómo se realizó el estudio
El estudio de Harvard se llevó a cabo gracias a un grupo de participantes con sobrepeso u obesidad, que experimentaron cómo les afectaba comer en un horario u otro durante seis días consecutivos. Por un lado, les ofrecieron las tres comidas principales del día (desayuno, comida y cena), realizando la última seis horas y media antes de que se fuesen a dormir. Sin embargo, en la segunda prueba, desayunaron y comieron cuatro horas más tarde, mientras que cenaban dos horas y media antes de finalizar el día.
Tras una serie de pruebas, como análisis de sangre, pudieron medir cómo cada ensayo influyó en el metabolismo de las personas, llegando a la conclusión de que comer más tarde tenía como consecuencia los siguientes efectos:
- Aumento del apetito.
- Ayuda al almacenamiento de grasa.
- Reducción de la cantidad de calorías quemadas.
Todo ello puede llegar a generar sobrepeso u obesidad, pudiendo favorecer el riesgo de padecer obesidad.
