Tradicionalmente, cuando se intenta definir la inteligencia se relaciona con habilidades como la lógica, la resolución de problemas o la capacidad de aprender rápidamente. Sin embargo, la ciencia apunta que la inteligencia va mucho más allá de estas capacidades. Hay otros aspectos que demuestran que una persona es inteligente.
La generosidad
Uno de los rasgos más vinculados a la inteligencia es la generosidad. Estudios científicos han mostrado que las personas con un alto coeficiente intelectual tienden a ser más altruistas. Son aquellas que ofrecen su ayuda sin esperar nada a cambio, ya sea dedicando tiempo, recursos o apoyo emocional. Una investigación publicada en el International Journal of Nonprofit and Voluntary Sector Marketing asegura que las personas con mayor capacidad cognitiva tienen una mayor tendencia a realizar donaciones caritativas.
Ser generoso también repercute en uno mismo y ayuda a crear relaciones más fuertes y satisfactorias y crea un entorno más positivo, donde los demás también tienden a devolver el favor, formando un círculo virtuoso.
Ser considerado
Otra cualidad que los científicos asocian con la inteligencia es la capacidad de ser considerado, es decir, pensar en cómo nuestras acciones afectan a los demás. Las personas inteligentes suelen tener en cuenta el bienestar de quienes les rodean, lo que les permite actuar de manera que favorezca no solo sus propios intereses, sino también los de los demás.
Un estudio publicado en la revista Journal of Research in Personality subraya que las personas altruistas, es decir, las que ayudan a alguien a pesar de que eso implique un coste personal, tienen desarrollada la inteligencia general. Esto puede parecer contradictorio, ya que muchas personas piensan que para triunfar es necesario ser egoísta, pero la investigación muestra lo contrario: pensar en los demás es una estrategia inteligente a largo plazo.
Amabilidad
La tercera cualidad vinculada a la inteligencia es la amabilidad. Ser amable implica tratar a los demás con respeto y empatía, dos aspectos que no siempre se relacionan directamente con la inteligencia académica, pero que son clave para el éxito social y profesional. Un estudio publicado en Social Psychology and Personality Science reveló que las personas más inteligentes tienden a valorar menos el interés personal y más los valores altruistas.
Además, la amabilidad no es solo una cuestión de moral; es una herramienta que facilita la creación de redes y fortalece las relaciones interpersonales. En entornos de trabajo, por ejemplo, los líderes que son amables y comprensivos tienden a generar más confianza entre sus equipos y a obtener mejores resultados a largo plazo.
La ciencia respalda la idea de que la inteligencia no se limita a capacidades cognitivas como la memoria o el razonamiento lógico. Ser generoso, considerado y amable son también indicadores de una inteligencia elevada, especialmente en el contexto social.
