Con la llegada del otoño, muchas personas experimentan lo que se conoce como astenia otoñal, un estado caracterizado por la fatiga, la apatía, la falta de energía y el cansancio.
La psicóloga Laura Gutiérrez explica que el origen de la astenia otoñal está vinculado a las variaciones estacionales y a la disminución de la exposición a la luz solar. "Esta condición describe de manera concisa un grupo de síntomas que impactan a individuos durante el cambio de estación", explica la experta, e incide en que esta condición abarca también aspectos cognitivos y emocionales.
De acuerdo con Gutiérrez, los síntomas más comúnmente asociados a esta condición abarcan diversos dominios, siendo esenciales para una comprensión integral de su expresión clínica.
Síntomas a nivel físico
- Fatiga persistente: se manifiesta como una sensación continua de agotamiento físico, afectando la capacidad para realizar tareas cotidianas.
- Falta de energía: se trata de una disminución generalizada en la vitalidad que se evidencia por la dificultad para afrontar las demandas físicas diarias.
- Cambios en el apetito: pueden manifestarse como una pérdida o aumento del apetito, contribuyendo a fluctuaciones en los hábitos alimentarios.
Síntomas a nivel emocional
- Irritabilidad: consiste en un incremento en la susceptibilidad a la frustración, acompañado de cambios notables en el temperamento emocional.
- Tristeza o apatía: sentimientos de melancolía o una marcada falta de interés en actividades que suelen ser gratificantes, afectando el estado de ánimo general.
Síntomas a nivel cognitivo
- Dificultad de concentración: se trata de problemas cognitivos que se manifiestan como una incapacidad para mantener la atención y el enfoque en tareas específicas.
- Alteraciones en el sueño: impacto en la calidad del sueño, con dificultades para conciliar el sueño, mantenerlo o experimentar despertares frecuentes durante la noche.
Laura Gutiérrez destaca la vitalidad de analizar aspectos cognitivos, como la atención y productividad, y considerar la duración y persistencia de los síntomas. “Si estos son severos o afectan la calidad de vida, se aconseja buscar ayuda profesional para asegurar una comprensión íntegra y manejar adecuadamente la condición mediante estrategias personalizadas”, añade.
Astenia otoñal: fundamentación fisiológica y biológica
La psicóloga explica que la astenia otoñal se vincula con fundamentos biológicos y fisiológicos, destacando la influencia de la reducción de luz solar en otoño en los ritmos circadianos y la producción de melatonina, lo cual afecta el sueño y puede causar fatiga y falta de energía. También, la disminución de luz solar impacta la síntesis de vitamina D, cuya deficiencia se asocia con síntomas similares. La susceptibilidad a estos síntomas puede variar entre los individuos debido a factores como la genética y hábitos de vida.
De hecho, cuenta Gutiérrez, la astenia otoñal puede impactar significativamente la vida diaria y el rendimiento laboral y académico de los afectados.
Por un lado, en el trabajo, la falta de vitalidad puede reducir la eficiencia y productividad, afectar la concentración y modificar dinámicas interpersonales por cambios en el estado de ánimo. Y, por otro lado, en el contexto académico, los estudiantes pueden ver mermada su concentración y participación en actividades, lo que influencia negativamente su rendimiento.
Además, la astenia puede limitar la participación en actividades recreativas y sociales, y afecta la calidad de vida y la salud general, por lo que una comprensión y manejo integral es esencial para abordar sus efectos en todos los ámbitos.
Siete estrategias más eficaces para gestionar los síntomas de la astenia otoñal
Con el objetivo de gestionar o mitigar los síntomas de la astenia otoñal, la psicóloga identifica algunas medidas efectivas tanto a nivel físico como emocional:
- Mayor exposición a la luz solar: para regular los ritmos circadianos y estimular la síntesis de vitamina D.
- Mantenimiento de rutinas de sueño: además, evitar el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarse y crear un entorno propicio para el descanso promueven una calidad de sueño óptima
- Actividad física regular: para contrarrestar la fatiga y mejorar el estado de ánimo. Se recomienda la inclusión de actividades moderadas, como caminar, nadar o practicar yoga, dentro de la rutina diaria.
- Alimentación balanceada: la ingesta de alimentos que proporcionen energía sostenible, como frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras, contribuye a mantener niveles de energía estables.
- Suplementación nutricional: la suplementación adicional de vitamina D, bajo supervisión médica, aborda la falta de exposición solar característica de los meses otoñales.
- Manejo del estrés: estrategias de manejo del estrés, como la meditación, el mindfulness y técnicas de relajación, son herramientas útiles para mejorar el bienestar emocional y reducir la irritabilidad asociada a la astenia otoñal.
- Consulta profesional: la evaluación de un profesional de la salud puede descartar otras causas subyacentes y proporcionar tratamientos específicos según sea necesario, asegurando así una atención integral y personalizada.