Los síntomas más comunes de la resaca son: dolor de cabeza intenso, sed, náuseas, cansancio y niebla mental. Estos síntomas aparecen como consecuencia de beber alcohol o, más específicamente, por los procesos corporales que pone en acción.
La duración y la gravedad de las resacas pueden variar, dependiendo de la graduación y la cantidad de alcohol consumido, pero también de la velocidad a la que nuestro cuerpo lo procesa. El alcohol es un tóxico y debe ser convertido por el cuerpo en sustancias no tóxicas.
Este proceso varia de persona a persona y los síntomas de la resaca pueden durar un día entero o más.
La deshidratación, clave en la resaca
Según explica un médico consultor en alergias de adultos de The London Clinic y que recoge la BBC, la deshidratación puede dar lugar a muchos de los otros síntomas típicos como los dolores de cabeza y fatiga hasta ansiedad y sensibilidad a la luz y el sonido.
Intolerancia al alcohol
Hay personas que tienen intolerancia al alcohol y que sufren a menudo síntomas similares a la resaca particularmente graves debido a un trastorno metabólico genético, que "hace que el cuerpo procese o metabolice el alcohol de manera incorrecta", indica el médico.
Existe una enzima en nuestro cuerpo que descompone el compuesto del alcohol en algo no tóxico para nuestro organismo. Esta enzima llamada ALDH es inferior en los adultos y eso explica por qué nuestra respuesta al alcohol empeora a medida que envejecemos.
Si se tiene intolerancia al alcohol se producen una serie de síntomas que incluyen: enrojecimiento extenso de la piel y otras características como náuseas, vómitos, palpitaciones, dolor de cabeza y fatiga". Se trataría de un trastorno hereditario según los estudios y que afecta a 560 millones de personas (el 8% de la población mundial). La prevalencia más alta (entre 35% y 40%) se encuentra entre las personas de ascendencia asiática oriental.
Otros tipos de intolerancia
También hay personas que pueden ser intolerantes a los químicos que dan sabor y color a las bebidas alcohólicas, no al alcohol en sí. La histamina (que se encuentra en el vino tinto) y los salicilatos (que se encuentran en el vino, la cerveza, el ron y el jerez) son ejemplos comunes.
Algunas personas son intolerantes a los conservantes del alcohol llamados sulfitos, y al consumirlos pueden desencadenar síntomas que incluyen congestión o secreción nasal, dolor de cabeza intenso, urticaria, picazón, respiración entrecortada y malestar estomacal.
Investigaciones sugieren que hasta el 10% de los asmáticos son sensibles a los sulfitos, y la gravedad de las reacciones varía de leve a potencialmente mortal. El vino (tinto, blanco, rosado y espumoso), la sidra y la cerveza son bebidas alcohólicas con alto contenido de sulfitos y/o histamina.
En cambio, algunas variedades de ginebra y vodka, así como los "vinos naturales", son bajos en sulfitos.
Diferencia entre una resaca y una intolerancia al alcohol
Según los médicos, las resacas generalmente se sienten intensamente la mañana después de una noche de consumo excesivo de alcohol. Sin embargo, las intolerancias genéticas metabólicas ocurren más rápidamente, generalmente dentro de la siguiente hora de haber bebido.
