Este 24 de diciembre, celebramos la Nochebuena, una cena en la que nos reunimos con toda la familia y que, según las estadísticas, es una de las noches en las que la Policía Municipal recibe más llamadas por reyertas entre parientes.
Como es un tema que preocupa especialmente, desde Noticias fin de semana han contactado con el psicólogo Rodrigo Martínez de Ubago, que ha dado una serie de pautas y claves a tener en cuenta para disfrutar de una cena pacífica y huir de las discusiones.
Actitud positiva
La primera de las claves que nos da el psicólogo es adoptar una actitud positiva, pero no ingenua. Hay familias que se llevan muy bien, otras en las que hay un mar de fondo importante que viene de lejos, y otras en las que simplemente hay un elemento que nos irrita mucho.
Objetivo claro
El segundo consejo es tener claro nuestro objetivo: es decir, si preveo que va a haber problemas, el objetivo no será pasármelo bien, sino ver qué puedo hacer para que todo salga lo mejor posible.
No beber demasiado alcohol
En caso de que la cena pueda resultar problemática por problemas pasados, lo mejor es acudir a ella totalmente sereno. No deberíamos beber alcohol antes o durante la cena porque "es un mal amigo al que a uno le hace hacer cosas de las que luego se puede arrepentir".
No sacar temas problemáticos
Otra de las claves de nuestro experto. Entre estos temas están, por ejemplo, asuntos privados que solo competan a una parte de la familia, asuntos superficiales o temas ampliamente conocidos por su beligerancia, como el fútbol o la política.
Buscar un mediador
En caso de que sea probable una cena problemática, sería buena idea encontrar un mediador, es decir, una persona de la familia que tenga el respeto de todos y cierta influencia, y que pueda parar una conversación delicada cuando se produzca.
En casos delicados: no ir
Nuestro experto considera "muy legítimo" plantearse no ir a la cena en caso de que los problemas que puedan surgir sean muy delicados o la relación esté muy deteriorada: "Ya habrá otras cenas u otras formas de compensar de alguna manera a aquellos con los que sí queremos estar, pero uno debería plantearse seriamente asistir a una cena si ve que realmente no va a poder asumir estar a disgusto o pasarlo muy mal".
