La depresión se caracteriza por una tristeza persistente y una falta de interés y placer en actividades que previamente eran placenteras y gratificantes. Además de alterar el sueño y el apetito, concurre, frecuentemente, con la falta de concentración y cansancio, cuyos efectos pueden ser prolongados y repetirse en diversos momentos y ante diferentes situaciones en la vida.
Convivir y tratar con un persona que tiene depresión no sencillo. Al malestar y a la importancia que surgen cuando vemos que un ser querido que está triste, se siente muy cansado y, en muchas ocasiones, muestra no tener fuerzas para seguir adelante, se puede sumar que la pareja, el amigo o la familia llegue a sentir que "deja de ver" a la persona que antes era.
Ante esta circunstancia, en muchas ocasiones, la irritabilidad que tiene el paciente se une a la de aquellos que le rodean, ya que, en algunos casos, pueden llegar incluso a sentirse menospreciados y utilizados. “Los familiares deben entender que la depresión es una enfermedad y el paciente es siempre el que más sufre. Sin poder obviar que existe malestar también en quienes están cerca”, afirma Olvido del Cerro, psicóloga sanitaria.
"En ocasiones, los allegados tratan de ayudar a la persona animándola a que salga y a que se distraiga. Sin embargo, podemos conseguir que la persona se sienta aún peor", cuenta la especialista. "Es muy importante tener la máxima empatía posible. El hecho de facilitar la expresión de sus emociones y la escucha, es fundamental", añade. Además, la psicóloga sostiene que el paciente con depresión debe acudir a un profesional para realizar una valoración y un tratamiento. "Los fármacos a veces son imprescindibles para una pronta recuperación", añade.
Por lo tanto, el tratamiento contra la depresión es de dos tipos: farmacológico y psicoterapeuta. Según el caso, puede ser necesario uno u otro, así como una combinación de los dos.
“En un principio, la depresión se trata con fármacos antidepresivos que restablecen un nivel normal de neurotransmisores y que sirven para resolver la sintomatología de inicio”, cuenta Olvido del Cerro. “Cuando la persona comienza con los fármacos y empieza a restablecerse, se hace necesario la terapia psicológica, una vez que la persona presente mínimamente una mejoría clínica”, puntualiza.
Por su parte, Alfredo Aranda, médico psiquiatra, sostiene que, en cualquier caso, la psicoterapia se hará necesaria para abordar las posibles causas vitales de cada paciente y de aquello que lleva a la persona sumirse en un estado depresivo.
Terapias efectivas contra la depresión
Laura Gutiérrez, psicóloga general sanitaria y psicoterapeuta, distingue entre seis tipos diferentes de terapias que pueden ayudar al paciente que sufre depresión:
- Activación conductual: en lugar de concebir la depresión como una enfermedad, la interpreta como una situación negativa en la que el paciente se encuentra. Su propuesta consiste en llevar a cabo una serie de actividades que conllevan el contacto con refuerzos positivos.
- Terapia cognitiva: considera que el origen de la depresión se encuentra en los pensamientos irracionales. Su objetivo es lograr que el paciente analice las situaciones de una forma más realista, lógica y adaptativa.
- Entrenamiento en habilidades sociales: el déficit en habilidades sociales se asocia con numerosos problemas emocionales y de desadaptación, entre los que se encuentra la depresión. La finalidad de esta clase de terapia es mejorar la calidad de las relaciones interpersonales del paciente, a través de estrategias de afrontamiento y comunicación.
- Terapia de resolución de problemas: enseña al paciente cómo debe afrontar y solucionar sus problemas, lo que ayuda a disminuir los síntomas de depresión.
- Psicoterapia interpersonal: concibe la depresión como un trastorno psiquiátrico asociado con la pérdida de una relación significativa, por ejemplo, la pérdida de un vínculo afectivo.
- Tratamientos farmacológicos: los fármacos de elección son los llamados ISRS o ISRN (inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina o noradrenalina).
Errores más frecuentes del entorno cercano al paciente
Olvido del Cerro señala que, actualmente, se generalizan con frecuencia los prejuicios que muchas personas tienen hacia las enfermedades mentales. "Aunque parezca que acudir al psicólogo puede estar 'de moda', no es así en absoluto. Cualquier tratamiento farmacológico es para muchas personas un tema tabú, es decir, algo que ocultar. Dar visibilidad a los trastornos mentales es una tarea de toda la sociedad", denuncia la experta.
En este contexto, Laura Gutiérrez indica algunos de los errores más frecuentes que suele cometer el entorno más cercano al paciente y que repercuten negativamente:
- Someternos a convivir con el enfermo, como si nosotros también padeciésemos depresión.
- Achacar a la persona que estar mal es algo que el enfermo está decidiendo y mostrarnos agresivos con quien sufre.
- Mostrar incomprensión ante su padecimiento.
- Hablar en términos de cronicidad: "Siempre estás igual, siempre estás con lo mismo, ya no eres el/la de antes".
- Obligar a que la persona con depresión se active, quiera o no quiera. La clave es motivar, no forzar.
- No premiar por los pequeños logros.
- Llevar a cabo todas las tareas que el enfermo no quiere realizar.
Claves para superar la depresión
Olvido del Cerro sostiene que la principal clave para que el paciente logre superar la depresión es ponerse en manos de buenos profesionales y, de esta manera, intervenir lo más pronto posible. "En muchas ocasiones, una pronta intervención hace que la persona se restablezca. Los efectos psicológicos que produce el impacto social y familiar de una depresión se pueden minimizar", declara la experta.
Además, la psicóloga sanitaria indica que es fundamental ver la depresión como una enfermedad que tiene un buen pronóstico e intentar no maximizar ni dramatizar los fármacos antidepresivos.
"Actualmente, la mayoría de los medicamentos apenas tienen efectos secundarios. Con excelentes resultados de restablecimiento de la persona, junto con la psicoterapia, se obtienen buenos resultados en unas semanas", concluye Olvido.