El juzgado de lo Penal 10 de Sevilla ha condenado también a la esposa del autoproclamado expapa a cinco años de prisión por los mismos delitos y con la misma agravante de disfraz, y ha suspendido la pena durante otros cinco años después del acuerdo entre las partes.
También ha sido enjuiciado por un delito de lesiones un religioso palmariano, A.R.M.G., conocido como padre Silvestre, a quien el tribunal ha absuelto, en consonancia con lo que solicitaba el Ministerio Público, al aplicarle la eximente completa de legítima defensa.
El juez ha impuesto al expapa y a su esposa, una exmonja, la prohibición de acercarse a menos de 300 metros del templo de El Palmar de Troya (Sevilla) durante diez años, así como aproximarse a menos de 300 metros del padre Silvestre y de otro religioso, el padre Jesús María, durante nueve y siete años, respectivamente.
Los condenados deberán pagar solidariamente una indemnización de 5.604,80 euros al padre Silvestre y de 27.368,26 euros al padre Jesús María.
La suspensión de la condena está sujeta a que los dos condenados no cometan ningún delito durante los cinco próximos años, a que abonen la responsabilidad civil en un año como máximo y a que el expapa pague también una multa de 1.728 euros (864 días con una cuota de 2 euros diarios) y su esposa, otra de 1.440 (la misma cuota durante 720 días).
Los hechos enjuiciados se produjeron el 10 de junio de 2018, cuando los dos acusados entraron en las instalaciones de la Iglesia Palmariana, en El Palmar de Troya (Sevilla), con el "ilícito propósito" de apropiarse del dinero recaudado por la orden.
La Iglesia Cristiana Palmariana es una escisión de la Iglesia Católica nacida en El Palmar de Troya en 1974, seis años después de que cuatro niñas aseguraran que la Virgen se les había aparecido, aunque en ocasiones se les considera una secta.
El matrimonio utilizó una escalera telescópica para sobrepasar el muro perimetral del recinto y, aprovechando que conocían los horarios de la orden, se escondieron hasta que, ya por la tarde, entraron en la imprenta ocultando sus rostros con pasamontañas y llevando una navaja, dos caretas de payaso, bridas, cinta americana, dos alicates y una palanqueta. Al ser sorprendidos por el padre Silvestre, comenzó un forcejeo en el que todos acabaron con distintas heridas.