La sentencia señala que los abusos a esta última comenzaron cuando tenía solo 8 años de edad y se prolongaron hasta que cumplió los 13, para añadir que en una ocasión mantuvo relaciones sexuales con ella todos los días de la semana.
Señala el tribunal que ante la persuasión del acusado, que reconoció los hechos en el juicio, la menor llegó a pensar que lo que le hacía este era normal, ya que le había dicho que así se preparaba para cuando fuera mayor.
Respecto a esa misma menor, afirma la sala de la Audiencia que en un principio solo se produjeron tocamientos, que, debido a la corta edad de la niña quedaban enmascarados como si se tratara de gestos de cariño hacia ella.
Sin embargo, a medida que pasaban los meses, de esos tocamientos se pasó a las penetraciones, para lo cual aprovechaba que se encontraban solos en la vivienda.
En cuanto a las otras dos menores, la sala dice que también abusó de ellas, al someterlas igualmente a tocamientos diversos, con la excusa de que se trataba de juegos, además de mostrarles vídeos de contenido sexual a través del teléfono móvil o de internet. La Audiencia indica que ese comportamiento trató de tenerlo también con otras menores de su entorno, como una cuñada, aunque en esos casos no lo consiguió.
La sentencia lo condena a un total de trece años y dos meses de prisión como autor de tres delitos continuados de abuso sexual, un delito continuado de exhibicionismo y un delito de provocación sexual.
Además de dictar una orden de alejamiento en cumplimiento de la cual no podrá acercarse a menos de 500 metros de las niñas durante cinco años, la sala le impone también el pago de indemnizaciones a las mismas que suman 81.000 euros.
La cantidad mayor, 60.000 euros, será para la sobrina que resultó más perjudicada por estos hechos, aunque las tres sufren como secuelas alteraciones psíquicas.