La sentencia, dictada por la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife con la conformidad de la acusada, establece la suspensión del ingreso en prisión de la mujer y lo sustituye por un tratamiento ambulatorio psiquiátrico por un plazo de dos años, atendiendo al trastorno depresivo grave de la madre.
A cabo de los dos años, en función de la evolución de la mujer, se resolverá sobre la procedencia de la suspensión del resto de la condena.
Los hechos ocurrieron el 23 de junio de 2017, cuando la mujer decidió acabar con su vida y la de su hija, a la que dio productos sedantes en unos helados y agua y se dirigió con ella en su coche a la dársena pesquera de Santa Cruz de Tenerife.
Hacia las 18.00 horas y tras colocarse el cinturón de seguridad y asegurar también a su hija, precipitó el coche al mar "con intención de provocar a sí misma y a dicha menor la muerte por ahogamiento", según relata la sentencia.
Unos testigos que vieron los hechos se tiraron al agua y, pese a la resistencia de la mujer, sacaron primero a la niña y luego a su madre, quien sufrió un shock y fue evacuada a un centro hospitalario.
La niña no sufrió lesiones pero padece un bloqueo emocional que precisa tratamiento psicológico.
La mujer había sido condenada anteriormente por delitos de violencia doméstica y maltrato y padece un trastorno depresivo grave con tratamiento psicofarmacológico.
También contaba con antecedentes de tres tentativas de suicidio y se encontraba en el momento de los hechos en un episodio de alteración psicopatológica que disminuía su capacidad cognitiva y anulaba su capacidad volitiva, de acuerdo con la sentencia.
Desde el suceso, la mujer estuvo privada de libertad y le fue suspendida la patria potestad, que la sentencia mantiene durante seis años.