La sentencia señala que el acusado se confesó autor de los abusos y se conformó con cumplir la pena pactada por el fiscal y la defensa, que incluye diez años de libertad vigilada tras la prisión.
Además, deberá indemnizar a la menor, que tenía ocho años cuando comenzó a sufrir los abusos, en marzo de 2013, con 22.500 euros por daños morales, de los que ya había adelantado 3.000 cuando se celebró el juicio de conformidad, lo que se considera una atenuante, al igual que el reconocimiento de los hechos, lo que rebaja sensiblemente la condena.
El relato de hechos probados de la sentencia recoge que el acusado aprovechaba el momento en el que se encontraba a solas con la menor para someterla a tocamientos, y una vez la penetró vaginalmente pese a que la niña se oponía en todo momento a ello.
Los hechos fueron descubiertos en agosto de 2015 por un familiar de la pequeña que se había escondido detrás de la puerta del dormitorio de la niña, desde donde sorprendió al acusado abusando de ella.