Hace unos días, la Real Federación de Socorrismo de España publicaba unos datos preocupantes acerca del número de ahogamientos sucedidos en nuestro país a lo largo del año: 2023 se ha convertido en el año con más ahogamientos del lustro, después de registrar, hasta el día de hoy, 249 fallecimientos por ahogamiento: un 12,7 % más con respecto al año pasado. A todos nos gusta viajar a la playa o pasar un buen día en la piscina y, para ello, es imprescindibles que tomemos algunas precauciones para evitarnos disgustos.
Debemos poner especial atención en los mayores y en los niños, que corren un mayor riesgo en las piscinas, tal y como indica la aseguradora Sanitas en un último artículo.
Los niños corren un cierto peligro en las piscinas - ya sean municipales, hinchables o incluso bañeras-, pues pueden ahogarse en cuestión de minutos sin que nadie repare en ello, en superficies incluso de 30 cms de profundidad.
Por todo ello, es importante que los niños siempre se bañen acompañados por un adulto, que no les quite el ojo de encima en ningún momento. Si el niño en cuestión no sabe nadar, es más recomendable que se sumerja con un chaleco flotante en lugar de con manguitos o flotadores; estos se pueden salir.
Una de las peores situaciones que pueden suceder es que un infante caiga a la piscina, sin saber nadar, mientras pasea por los alrededores. Por ello, es de vital importancia que cualquier piscina cuente con una valla que la rodee por completo, y que impida el acceso de los más pequeños. En caso de tratarse de una piscina comunitaria, es deber del socorrista cerrar la piscina para evitar que cualquier persona pueda acceder a deshoras.
El mar también supone un cierto riesgo para los bañistas; no debemos acudir a playas que no cuenten con vigilancia, y siempre hemos de guiarnos por el color de las banderas:
- Bandera verde: nos podemos bañar sin riesgo.
- Bandera amarilla: existe un cierto riesgo, y el bañista no debe alejarse de la orilla.
- Bandera roja: el baño está prohibido. La resaca es alta y hay posibilidades de que la corriente nos aleje.
También se desaconseja bañarse de noche o entrar al agua si se ha consumido alcohol. Lo mejor es entrar en el agua lentamente, para que el cuerpo se acostumbre al cambio de temperatura, y evitar tirarse de cabeza si no se maneja bien la técnica, o si no se sabe con exactitud cuál es la profundidad: los daños en caso de golpearse la cabeza pueden ser severos e irreversibles. En cuanto se sienta cansancio o frío en el agua, lo mejor no arriesgarse y salir del agua.
Cómo actuar contra la resaca
Una de las situaciones más peligrosas que podemos afrontar en el mar, mientras bañamos, es sentir cómo la corriente nos arrastra lejos de la orilla. ¿Cómo debemos reaccionar en esa situación? Tal y como afirma la Guardia Civil, el primer paso es mantener la calma y no tratar de nadar contra la corriente. Si la resaca es muy fuerte, nadar en su contra nos agotará: la corriente nos aleja, pero no nos sumerge.
En ese caso, debemos nadar en dirección paralela a la orilla, hasta que rebasemos la corriente y podamos regresar a la costa. Si no conseguimos sortear la resaca, tenemos que intentar mantenernos a flote pataleando, mientras gritamos y pedimos auxilio para que nos presten ayuda.