Adolescentes entre 14 y 18 años. Más de un millón reconocen consumir alcohol y más de medio millón, tabaco.
Ese millón y medio de jóvenes tendrían ya un daño cardiovascular precoz, medido en un estudio por la rigidez de sus arterias. Un daño que es mayor si se suman ambas sustancias y que es preludio de efectos más graves, como ha explicado a Onda Cero el doctor Vicente Arrarte, portavoz de la Sociedad Española de Cardiología.
El lado positivo es que en la adolescencia hay tiempo. El estudio refleja que los que dejan de fumar recuperan salud arterial. Aunque insiste en que ser joven no le hace a uno inmune a la enfermedad cardiovascular.