Uno de los crímenes más destacados del último año ya tiene un veredicto: Daniel Sancho ha sido sentenciado a cadena perpetua por la Justicia tailandesa debido al asesinato de Edwin Arrieta.
El ciudadano español ha sido declarado culpable de homicidio premeditado contra el cirujano colombiano Edwin Arrieta, así como de otros dos delitos relacionados con la ocultación del cadáver y la destrucción de documentos, incluyendo el pasaporte de la víctima. Además, se le ha ordenado compensar a la familia de Arrieta con una indemnización de 106.000 euros. El plazo para apelar el fallo es de un mes.
El juez del Tribunal Provincial de Samui, en el sur de Tailandia, comenzó la lectura de la sentencia a las 10:55 hora local (03:55 GMT), aproximadamente una hora después de iniciada la audiencia, señalando que la pena de muerte había sido conmutada a cadena perpetua debido a la cooperación del acusado.
No es el único caso de un español en Tailandia
El caso de Daniel Sancho no es el único crimen cometido por un ciudadano español en Tailandia; anteriormente, también estuvo el conocido caso de Artur Segarra en 2016.
Artur Segarra fue condenado a muerte en Tailandia por el asesinato de su compatriota David Bernat en Bangkok. Aunque mantuvo su inocencia durante todo el proceso, finalmente decidió confesar en una carta dirigida al monarca, solicitando clemencia para evitar la ejecución.
El rey Vajiralongkorn respondió conmutando su pena de muerte a cadena perpetua, lo que facilita una futura extradición si Segarra, encarcelado desde febrero de 2016, solicita su traslado a España tras cumplir al menos ocho años en prisión.
Las investigaciones realizadas por la Justicia tailandesa revelaron que Segarra secuestró a Bernat con la intención de apropiarse del dinero que la víctima tenía en una cuenta bancaria en Singapur. Posteriormente, lo asesinó entre el 26 y 27 de enero, descuartizó su cuerpo y lo arrojó al río Chao Phraya en Bangkok.
Entre las pruebas encontradas se incluyeron la compra de un congelador para almacenar el cuerpo y el alquiler de una casa en las afueras de Bangkok, donde escondió parte del material utilizado en el crimen.
"Una sentencia justa"
Daniel Sancho se había declarado culpable de los delitos de destrucción de documentación y ocultación del cadáver, pero había negado la premeditación en el crimen, alegando que fue el resultado de una pelea en la que intentó evitar una agresión sexual.
Luis Romero considera que "el tribunal tailandés ha dictado una sentencia justa", pues en lugar de imponer la pena de muerte, algo que lleva años sin aplicarse en Tailandia ha sido condenado a cadena perpetua. Con todo, el juez del caso ha aplicado la menos severa de las penas contempladas en el Código Penal tailandés para el delito de asesinato con premeditación porque ha valorado la colaboración del acusado.