Se llama Gosa Tafesse y convive con miles de abejas en su casa en la región etíope de Oromia, lo que para la mayoría de los mortales sería una prueba de supervivencia para él es el día a día. Comer, dormir o ver la tele con abejas por todos lados.
Todo empezó hace unos 15 años, sin saber por qué unas cuantas abejas se instalaron en su salón. Intentó echarlas pero nada, así que las dejó hacer y lo hicieron, una colmena que a día de hoy da cerca de 30 kilos de miel al año. Gosa cuenta que aunque nunca han picado a nadie los vecinos comenzaron a quejarse así que intento llevarse la colmena fuera de la casa, pero nada, las abejas volvieron a hacer otra, así que ha decidido vivir con ellas. Lo más curioso, es que el apego de las abejas no es a la casa sino a él, cuando viaja las abejas se van con él.
Gosa dice que está encantado con este rol de padre de las abejas pero su hija pequeña está resignada a ser un bicho raro en el pueblo. Está harta dice de tener que ir a casa de sus amigos a estudiar porque ninguno quiere venir a la suya por miedo a las abejas.