Aseguran que es un mito eso de que es malo acostarse justo después de cenar porque aumentan los niveles de glucosa. Dice esta investigación nipona que ese aumento es prácticamente imperceptible si nos acostamos justos después de comer o esperamos esas dos horas.
Lo que sí tiene incidencia en los niveles de glucosa, insisten, es beber alcohol o fumar. Así es como, recuerdan, se pueden evitar enfermedades cardiovasculares.