El buen tiempo, los planes improvisados, los viajes, los días de desconexión en la playa o la montaña… Es habitual pensar que con la llegada del verano, la vida se hace un poco más divertida, sin embargo, esto no siempre es así.
La Escuela de Medicina de Harvard informa de hay personas que deben enfrentarse a un trastorno afectivo estacional (TAE), conocido como 'SAD' de verano. A continuación, te contamos en qué consiste y cuáles son sus síntomas.
Qué es el SAD
"SAD está marcado por síntomas depresivos en una época específica del año", explica Harvard Medical School.
La llegada del invierno, así como también el otoño, pueden traer consigo frío, lluvia, nieve y un escenario más apagado y lúgubre a partir de la media tarde en España. Además, durante estas épocas vivimos inmersos en una rutina que a veces es cuanto menos, estresante, por lo que no es sorprendente la aparición de síntomas depresivos en las personas. Pero ¿Y en verano?
"Una pequeña parte del 2 % de las personas que desarrollan TAE a lo largo de su vida", padecen SAD en verano. Según el Dr. Duckworth, profesor clínico asistente de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard y director médico de la Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales, estas son algunas de las causas más frecuentes:
- Aumento de la presión social
- Rutinas interrumpidas
- Temperaturas intolerables
Generalmente, tal y cómo apunta el experto, "el SAD afecta a las mujeres con más frecuencia que a los hombres".
Cuáles son los síntomas
Las señales de que padeces SAD son muy similares a los síntomas de la depresión:
- Alteraciones en el sueño
- Ansiedad
- Apatía
- Cambios en el apetito
- Desánimo
- Falta de energía
- Irascibilidad
- Pesimismo
- Problemas de concentración
- Tristeza
No obstante, los indicios que aparecen dependen de cada individuo, aclara el doctor: "Los síntomas clásicos de la depresión son dormir muy poco, comer muy poco y perder peso (...) Pero muchas personas con TAE de verano duermen unas 17 horas al día y aumentan de peso".
Cómo combatir la tristeza en verano
Desde Harvard Medical School aconsejan enfrentarse al SAD buscando ayuda profesional, duplicando el ejercicio y revisando rutinas, aunque también puedes complementar dichas actividades cuidando la alimentación, practicando meditación y realizando los hobbies con los que más disfrutes.