Tres años después del comienzo de la pandemia del coronavirus, en marzo de 2020, los investigadores continúan descubriendo nuevos síntomas que afectan a los infectados. Incluso, meses después de haber pasado la enfermedad.
Investigadores del Intermountain Healthcare en Salt Lake City (Estados Unidos) han realizado un estudio en el que han analizado a unos 150.000 pacientes en busca de síntomas que pueden padecer las personas con lo conocido como covid persistente. Algo que padecen "casi el 19 % de los adultos de Estados Unidos" por el que "experimentan signos y síntomas durante cuatro semanas o más después de la fase inicial de la infección".
Para ello, han comparado a tres grupos de unos 150.000 pacientes en busca de síntomas cardiovasculares y compararon a tres grupos:
- 148,158 mayores de 18 años que dieron positivo en coronavirus y fueron tratados en un entorno ambulatorio entre marzo de 2020 hasta el 31 de diciembre de 2021.
- 148,158 pacientes con de dieron negativo que también fueron atendidos en entorno ambulatorio entre marzo de 2020 hasta el 31 de diciembre de 2021.
- 148,158 personas atendidas entre el 1 de enero de 2018 y el 31 de agosto de 2019, es decir, antes de la pandemia.
El síntoma que aparece a los seis meses de haber pasado el Covid
En la investigación han descubierto que los pacientes que habían pasado el coronavirus "tenían tasas más altas de dolor en el pecho entre los seis meses y un año" después de haber pasado la enfermedad.
La doctora, epidemióloga cardiovascular de Intermountain Health e investigadora principal del estudio, Heidi T. May, ha asegurado que "muchos pacientes con Covid-19 experimentan síntomas mucho más allá de la fase aguda de la infección". Sin embargo, ha añadido que no observan "tasas significativas de eventos importantes como ataque cardíaco o accidente cerebrovascular en pacientes que tuvieron una infección inicial leve, encontramos que los dolores en el pecho son un problema persistente, lo que podría ser un signo de futuras complicaciones cardiovasculares".
Asimismo, la doctora May ha apuntado que "podría ser que los efectos duraderos de la infección en el sistema cardiovascular sean difíciles de cuantificar en términos de diagnósticos u otros eventos a corto plazo y no se noten hasta un seguimiento más largo".