El departamento del Ejecutivo regional ha precisado en un comunicado que "la mera presencia del mosquito no supone que se esté produciendo transmisión de enfermedades como el dengue, el Zika, la fiebre amarilla o el chicungunya, ya que estas no están presentes en Canarias, salvo casos esporádicos importados".
La detección de la presencia del mosquito invasor se ha realizado en una zona concreta de la isla y al objeto de delimitar el área afectada, se están haciendo encuestas a los residentes, a la inspección y localización de los posibles criaderos, así como a la colocación de un mayor número de trampas. Todo ello aportará la información necesaria e imprescindible para la erradicación del mosquito, agrega la nota.
En Canarias se vigila desde 2011 la posible aparición de mosquitos invasores a través del Sistema de Vigilancia Entomológica de Canarias, que coordina la Dirección General de Salud Pública en colaboración con el Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y de Salud Pública de la Universidad de La Laguna.
Los Aedes son negros con rayas y más pequeños que los habituales en Canarias, aparecen más en ambientes urbanos y se han adaptado a reproducirse en pequeños puntos de agua generados por el hombre. Suelen picar durante el día, y no por la noche, y su picadura genera una fuerte reacción inflamatoria que va acompañada de un gran escozor. Se mueven cerca del suelo ágilmente y no se escucha ningún zumbido.
Las hembras del mosquito son las que pican, ya que necesitan alimentarse de sangre para reproducirse. También necesitan agua (puntos de cría) para completar su desarrollo. En el agua depositan sus huevos, de los que emergerán las larvas que luego se transformarán en pupas (ambas acuáticas) y que finalmente se convertirán en mosquitos. Los mosquitos que pican al ser humano necesitan estar criando muy cerca de éste. Por eso la medida más efectiva frente a ellos es vigilar o eliminar sus puntos de cría.