Los detenidos eran los propietarios de un kebab en el que sus empleados trabajaban "sin ningún descanso", tal y como ha explicado la Policía Nacional en un comunicado. Al parecer, los trabajadores eran de origen pakistaní y estaban en el negocio siete días a la semana desde por la mañana hasta la madrugada.
Los dueños del local les permitían, a cambio del trabajo, residir con otras tres personas más en una habitación de una vivienda también propiedad de los detenidos. De sueldo recibían entre 100 y 150 euros al mes, aunque no cobraban desde hacía tres meses.
Los propietarios prometían a los empleados recibir un precontrato que les ayudara a conseguir la residencia, aunque la promesa nunca se cumplía y ellos trabajaban sin contrato, sin estar dados de alta en la Seguridad Social y residiendo irregularmente.
También daban instrucciones a los trabajadores para que, en caso de una inspección, actuasen como meros clientes del establecimiento.
Están acusados de un presunto delito contra los derechos de los trabajadores.