La prevalencia del dolor crónico (definido como aquel que dura más de tres meses o se mantiene un mes después de la recuperación de la lesión o el problema que lo causó) se ha disparado en los últimos años, hasta afectar ahora mismo al 27% de la población adulta. Supone que son más de 9 millones los españoles con un dolor crónico y de hecho es el primer motivo de consulta médica, aunque más del 60% de los afectados no reciben tratamiento.
La Sociedad Española del Dolor, que celebra ahora su congreso anual, ha querido destacar que este infradiagnóstico, sumado a la escasez de Unidades del Dolor, convierten el dolor crónico en la enfermedad más frecuente y en la peor tratada. "La inmensa mayoría de las Unidades del Dolor -explica la doctora María Madariaga, presidenta de la Sociedad- son monográficas y existe claro déficit de unidades multidisciplinares preparadas para el manejo de patologías de dolor crónico más complejas. Además se concentran en Cataluña, Madrid, Andalucía o Comunidad Valenciana, lo que genera inequidad asistencial geográfica".
El dolor crónico puede afectar a cualquiera y a cualquier edad, pero es más prevalente en mujeres en el entorno de los 50 años. Y un 40% de quienes lo padecen carecen de un diagnóstico específico, aunque lleven una media de 12 años sufriendo dolor, según datos de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP).
Más dolores lumbares, cervicales y de articulaciones
Los dolores más frecuentes son los de la columna, especialmente la zona lumbar, seguidos por la región cervical y las grandes articulaciones. Explica la doctora Madariaga, que "la artrosis, los trastornos degenerativos y los problemas musculoesqueléticos son los que copan la mayoría de las consultas, aunque también hay un porcentaje alto de pacientes con dolor generalizado, la mayoría mujeres con dolor llamado nociplástico, complejo de tratar y totalmente multidisciplinar".
El dolor crónico conlleva un gran impacto social y psicológico. Según el Barómetro del Dolor Crónico en España, el 29% de quienes lo padecen ha necesitado una baja laboral de media de cinco meses. El 32% ha tenido que abandonar su trabajo. Y la carga sobreañadida es que el 22% de los pacientes tienen depresión y el 27% ansiedad.
"Estamos acostumbrados -asegura la doctora Madariaga- a un dolor que muchas veces pasa desapercibido, a ver que el dolor se aguanta, que ya pasará, pero ha de considerarse una enfermedad que requiere un diagnóstico y un tratamiento". "Cuando hablamos de dolor crónico hablamos, -añade el doctor Carlos Goicoechea, copresidente del Comité Científico del Congreso de la SED, de un dolor que no te permite vivir, que te acompaña 24 horas, 7 días a la semana, que hace que toda tu esfera laboral, profesional y familiar se vea modificada. No hace falta que el paciente tenga que estar postrado en la cama sin poder salir".
No es ni de lejos un problema de adultos
Entre un 15 y un 30% de la población infantil y adolescente padece dolor crónico y aquí el infradiagnóstico se dispara. "No está tratada adecuadamente por los profesionales de la salud -denuncia el doctor Goicoechea- los niños ven limitada su calidad de vida en todos los ámbitos, sufren ausencias repetidas en el colegio, menor rendimiento académico, ven reducidas sus actividades sociales y tienen dificultades para conciliar el sueño".
Existen algunos factores de riesgo ante el dolor crónico infanto-juvenil, como el abuso infantil, abandono o situaciones de divorcio o muerte de alguno de los progenitores, aunque también se relaciona con el proceso de crecimiento; el dolor más común afecta al sistema músculo-esquelético.