Desde septiembre, más de 340 menores, muchos de ellos bebés o niños pequeños, han perecido en el Mediterráneo oriental -entre las costas de Turquía y las islas griegas-, aunque ACNUR considera que el número real es mayor porque muchos cuerpos "se pierden en el mar".
El estrecho del Mar Egeo se ha convertido en una de las rutas más mortales para los refugiados que huyen de la guerra y de la persecución, así como para los inmigrantes, debido a la rudas condiciones del mar, al sobrepeso de las embarcaciones y a que éstas son de mala calidad.
Al hablar de esta tragedia, el alto comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, recordó que muchos de los niños y adultos fallecidos en esa ruta intentaban reunirse con familiares en Europa, por lo cual "debe ser una prioridad organizar modos para que estas personas puedan viajar de manera legal y segura".
Ello puede conseguirse -agregó- a través de la reubicación de los refugiados bajo esa consideración o de programas de reunificación familiar.
Los niños representan actualmente el 36 % de los refugiados que se encuentran en camino.
Desde que empezó el año, al menos 410 personas han muerto en el Mediterráneo y 82.000 desembarcaron en Europa, lo que representa 35 veces más que hace un año.