"Entonces no tenía miedo por este motivo", ha dicho Benítez, que ha explicado que se trató "de un impulso esporádico" y que se sentía amparado" por la orden religiosa. "Bueno, pues no sé, por qué no ...", ha dicho ante el tribunal de la Audiencia de Barcelona que le juzga.
Benítez ha asegurado que la escuela Maristas tuvo conocimiento de uno de sus "impulsos" en 1986 y, aunque la dirección lo amenazó con penalizarlo suspendiéndole el sueldo durante tres meses, "eso nunca ocurrió".