El dueño de 'Golfo', el nombre original con el que aparecía en el registro de animales de compañía de la Comunidad de Madrid-, que falleció en 2010, había denunciado su robo en 2008, cuando el perro solo tenía un año.
Liliana Meza es la presidenta de la asociación SOS Frenchie y quien se ha hecho cargo de la recuperación del animal. Según ha explicado, un señor encontró al animal "al lado de un contenedor, dentro de una caja, con su ropa puesta, muy sucia y muy pegada al cuerpo, y una toalla encima". Meza cuenta que ‘Hoope’, como lo han rebautizado, se encontraba en estado de caquexia, desnutrición aguda acompañada de deterioro orgánico y gran debilitamiento físico, con "heridas provocadas por la ropa" y con "los ojos completamente perdidos" a causa de una uveítis, inflamación de la membrana que envuelve el globo ocular, y glaucoma; a lo que se ha sumado hoy el diagnóstico de la enfermedad hormonal conocida como Síndrome de Cushing.
Desde el pasado lunes, cuando un voluntario de la asociación lo trasladó desde el centro de protección animal de la Fortuna hasta Torrejón de Ardoz, ‘Hoope’ está siendo atendido en la clínica veterinaria a la espera de intervenirle para extirparle los dos ojos y de recuperarse tras la operación para ser adoptado.
Aunque ‘Golfo’ sí contaba con chip identificativo, el hecho de que hayan transcurrido doce años sin que haya sido localizado se debe, según Meza, "a la falta de legislación al respecto". "En España no hay una Ley de Protección Animal marco exigente, no
están unificados los registros regionales de animales de compañía ni está claro que los veterinarios tengan la obligación de comprobar que el perro al que llevas a la consulta es tuyo", denuncia.
"El caso de ‘Hoope’ es solo la punta del iceberg de una problemática que estamos viendo: los perros de raza son los grandes olvidados, maltratados de puertas para adentro de los hogares". Meza añade que "la realidad de los bulldogs es que los abandonan muchísimo y en estos estados", ya que se trata de "un perro que se puso de moda" pero que resulta "muy caro de mantener".
A eso se suman, señala, frecuentes “problemas de salud, especialmente respiratorios y de alergias, sobre todo por malos cruces”, que en caso de no ser tratados por su alto coste derivan en complicaciones más graves.