Los agentes acudieron a su casa la semana pasada y comprobaron que la puerta estaba cerrada y los vecinos decían no haberla visto en mucho tiempo. Además, el portero de la finca tenía en su poder decenas de cartas que se iban acumulando en su buzón y debía las cuotas de la comunidad de propietarios desde 2014. De hecho, la junta vecinal de la comunidad había planteado denunciarla hace dos años por la acumulación de impagos.
Los agentes de policía decidieron avisar a un cerrajero para entrar en el piso. Al acceder al domicilio encontraron el cuerpo momificado de la octogenaria tendido en la cocina.
La autopsia ha revelado que, en principio, pudo morir de un ictus y descartan cualquier signo de violencia y sitúa la fecha de la muerte a principios de 2014. El ambiente de humedad que había en la casa después de su muerte favoreció que no entrase en el proceso de putrefacción y que el cuerpo se momificase.