La idea es que todas las comunidades empiecen a vacunar a la vez, ya sea en los centros de salud o por grupos de vacunación que se desplacen a administrar el fármaco en residencias o centros sociosanitarios, han explicado este jueves fuentes del Ministerio de Sanidad. Según las mismas fuentes, los problemas logísticos vinculados a la vacuna de este laboratorio están resueltos, y es la propia compañía la encargada de distribuirla a los países, que en ese mismo momento asumen la tarea de repartirlas por sus territorios.
Fue el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el que propuso al resto de socios europeos que la vacunación comenzara a la vez en toda la UE, y el resto de líderes estuvo de acuerdo.
En el caso de España, Pfizer las trasladará a medio centenar de puntos identificados en las comunidades que no serán revelados por motivos de seguridad; Interior tiene preparado un plan de vigilancia y seguridad para custodiar los viales, que tienen que transportarse por agentes autorizados. Las inyecciones que finalmente se reciban, que se calcularán de forma equitativa teniendo en cuenta la cantidad y el fraccionamiento en el tiempo, serán siempre divisibles entre las comunidades, a las que se repartirá en función de la población de los grupos de riesgo prioritarios y no de la población total.
La segunda dosis se inyectará a los 21 días
Algo que se irá compensando a lo largo del tiempo en sucesivas entregas hasta que todos los ciudadanos estén inmunizados. El cálculo de Sanidad es que en junio se haya podido vacunar al 60 por ciento de la población, aunque ese objetivo depende también de que las vacunas que están ensayándose sean autorizadas y a que no fallen los procesos de producción industrial.
Como ejemplo, las fuentes se han referido a la vacuna de Sanofi, laboratorio que ha decidido repetir el ensayo en fase II a partir de febrero reformulando con un dosis de antígeno mayor para reforzar su eficacia en un grupo de edad, lo que supone un retraso en el proceso de uno de los fármacos que tenía una mayor cantidad en el catálogo europeo. La de Pfizer llegará en cajas de poliespam con cinco bandejas de 1.000 viales de cinco dosis cada una -es decir, 5.000 pinchazos-, cubiertos de nieve carbónica, puesto que para su conservación requiere estar a -80 grados; tras el proceso de descongelación, puede conservarse en nevera hasta cinco días. De hecho, se está preparando un documento de formación específica de este fármaco para los profesionales para que conozcan todos los detalles de cómo debe manipular el fármaco en cada una de las etapas.
Aunque se desconoce aún la cantidad, las fuentes subrayan que la segunda dosis, que debe administrarse a los 21 días, está garantizada; no obstante, recuerdan que existe un margen de retraso que no resta eficacia, si bien en ese plazo extra la protección es menor que si ya se hubieran administrado las dos dosis.
Reacciones adversas: fiebre. malestar y dolor
Sanidad deja claro que esta vacuna, como todos los medicamentos, va a tener reacciones adversas; la mayoría aparecen entre las 6 y 8 semanas y suelen presentarse en forma de fiebre, malestar en el mismo día y dolor en el sitio de la inyección.
Al tratarse de una vacunación masiva, otros tardarán años en comprobarse; para ello está el sistema de farmacovigilancia, que con este fármaco se va a reforzar y cada día recabará las reacciones y publicará análisis de las mismas cada quincena. El fármaco solo puede producir un aumento de la respuesta inmune y no hay evidencia de problemas de seguridad en sujetos que hayan pasado la infección, con lo que no se contemplan restricciones ni hay impedimentos para que este colectivo reciba su inyección.
Mientras, vacunas de RNA como la de Pfizer, señalan las fuentes, no están contraindicadas para inmunodeprimidos como sí lo están las vivas, aunque sí existen dudas sobre la eficacia que tendrán en este colectivo.