Esta decisión parte del compromiso de los estados miembros en la lucha contra el tabaquismo porque estos productos favorecen la introducción de nuevos consumidores de tabaco, sobre todo jóvenes, y dificultan la posibilidad de dejarlo.
Además, según ha señalado el Departamento dirigido por Salvador Illa, el mentol incluido dentro del producto sirve para enmascarar el sabor amargo del tabaco en combustión, tiene un efecto anestésico, es capaz de adormecer la boca y la garganta, y contiene propiedades descongestionantes y refrescantes de las mucosas, por lo que "enmascara" el efecto irritante, el picor y la congestión de las vías respiratorias altas originado por el humo, haciéndolo "más aceptable" para el joven que se inicia en el consumo y favoreciendo el retorno al consumo.
El mentol tiene también un efecto dilatador de los alvéolos pulmonares, lo que provoca una absorción más rápida de la nicotina del tabaco por parte del consumidor, que tiene un potente efecto adictivo, lo que aumenta, indirectamente, el potencial adictivo del producto en su conjunto.
"Estos sabores y aromas incrementan, por tanto, el atractivo del producto y existe la falsa percepción de que son más saludables o menos dañinos que el resto de cigarrillos o tabaco de liar. Por ello, hay algunos consumidores que optan por esta alternativa en lugar de dejarlo definitivamente, lo que incide negativamente en su salud y calidad de vida", zanja Sanidad.
El incumplimiento de esta norma constituye una infracción administrativa "grave" y los estancos, establecimientos de venta con recargo a través de máquinas en el caso de Península y Baleares, o vendedores minoristas y tabaquerías en el caso de las Islas Canarias que vendan cigarrillos o picadura con aroma a mentol a partir de este miércoles, se exponen a ser multados hasta con 10.000 euros.