En un mundo cada vez más complejo y cambiante, la educación, en su acepción de una persona con formación, no se mide solo por los títulos académicos, también por la manera en que una persona interactúa con su entorno. Diversos expertos han coincidido en que ser una persona educada implica mucho más que el paso por las aulas.
1. Capacidad para evaluar opiniones contrarias
Norman Rockwell, reconocido ilustrador y artista, afirma que una persona educada es aquella que puede evaluar opiniones opuestas con honestidad. Según él, ser educado implica atender las ideas diferentes sin caer en prejuicios. La apertura mental y la tolerancia son claves para mantener relaciones sanas y enriquecedoras.
2. Conciencia del tiempo y el espacio
La antropóloga Margaret Mead sostiene que una persona educada tiene un fuerte sentido del tiempo y del lugar. Esto permite a las personas ubicarse en el mundo de manera contextual y valorar diferentes sistemas de creencias y valores.
3. Proactividad y acción
Ara Parseghian, exentrenador de fútbol de la Universidad de Notre Dame, clasifica a las personas en tres categorías: quienes hacen que las cosas sucedan, quienes las observan y quienes ni siquiera se dan cuenta de lo que sucede. Según él, una persona educada siempre está en la primera categoría, demostrando iniciativa, acción y un fuerte sentido de responsabilidad.
4. Trato respetuoso y mente inquisitiva
La psicóloga Joyce Brothers destaca que el trato hacia los demás es uno de los mayores indicadores de educación. Una persona educada respeta a todos, independientemente de su estatus o habilidades, y mantiene una mente inquisitiva, siempre dispuesta a aprender de los demás. La humildad y la curiosidad son rasgos distintivos de quienes buscan el conocimiento genuino.
5. Escucha activa y diálogo colaborativo
La habilidad para escuchar con el objetivo de entender es otro pilar de la educación, según los expertos. Practicar el diálogo colaborativo permite construir relaciones basadas en el entendimiento mutuo y la influencia positiva, en vez de la imposición de ideas.
6. Generación de confianza
Una persona educada sabe que la confianza es un valor clave en las relaciones personales y profesionales. Construir y mantener la confianza implica actuar de manera coherente, cumplir con los compromisos y ser transparente en la comunicación.
7. Fomento del trabajo en equipo
El trabajo colaborativo es una característica esencial de una persona educada. Involucrar a los demás en el proceso de toma de decisiones, reconocer sus aportaciones y mantener una comunicación abierta fomenta un entorno de respeto y crecimiento conjunto.
Ser una persona educada va mucho más allá de la acumulación de títulos académicos. La verdadera educación se refleja en la curiosidad constante, el respeto hacia los demás y la capacidad de adaptarse a un mundo en constante cambio.