Las insolaciones y golpes de calor son algunas de las enfermedades por calor más comunes. En ocasiones, puede resultar complicado distinguirlas, ya que su sintomatología es muy parecida. Ambos son estados fisiológicos agudos y pueden resultar peligrosos para la persona que los padece.
Lo más importante a la hora de sufrir alguno de estos trastornos es buscar atención médica de inmediato, aunque también conviene conocer cómo prevenirlas.
¿Qué síntomas indican un golpe de calor?
Según el Ministerio de Sanidad, estos son los síntomas que avisan de un golpe de calor.
- Pérdida del conocimiento.
- Temperatura corporal supera los 40 grados centígrados.
- Piel se enrojecida, de tacto caliente y comienza a secarse.
- Dolor de cabeza.
- Fatiga e hiperventilación.
- Nauseas, vómitos o diarrea.
- Estado mental se alterado.
- Convulsiones, delirio o incluso caer en coma.
¿Qué síntomas indican una insolación?
Según la Clínica Universidad de Navarra, estos son los síntomas que avisan de una insolación.
- Cara congestionada.
- Dolor de cabeza.
- Respiración acelerada y ruidosa.
- Agotamiento y sed.
- Calambres en extremidades y abdomen.
- Pulso fuerte e irregular.
- Sudoración abundante.
- Mareos, nauseas y vómitos.
¿Cuál es la diferencia principal?
Tanto las insolaciones como los golpes de calor comparten muchos síntomas. Aun así, las primeras suelen ser leves, mientras que las segundas siempre son graves. Ambas afectan en especial a niños y personas mayores.
Los dos trastornos muestran una incapacidad del organismo para termoregular y hacer que el cuerpo regrese a su temperatura normal. Por un lado el golpe de calor se debe a una alta temperatura corporal, que se mantiene con el tiempo en la persona, mientras que en una insolación la alta temperatura se debe la exposición directa al sol.
¿Cómo se pueden prevenir?
Ambos se pueden prevenir utilizando las mismas herramientas. La Clínica Universidad de Navarra indica que algunos de los consejos son:
- Evitar la exposición directa al sol.
- Uso de cremas de protección solar.
- Vestir ropa transpirable y ligera.
- No mantenerse en sitios cerrados con poca ventilación.
- Beber abundantes líquidos.
- Evitar consumir alcohol y cafeína.
- Utilizar ventiladores.
- Ventilar la casa durante la noche.
- Mojarse o bañarse.
- Reducir la actividad física durante las horas más críticas.