La vida se parece mucho a aquella película de Will Smith, nominada a un Oscar en 2006, y titulada En busca de la felicidad. La mayoría de nosotros pasamos gran parte de nuestra existencia intentando encontrarla.
La felicidad se ha convertido en un aspecto central en nuestra cultura. Constantemente, nos preguntamos hasta qué punto podemos controlarla e, incluso, si se trata de un factor genético, ya que, debido a su vitalidad, algunas personas muestran mayor predisposición a ser felices.
No obstante, parte de esta felicidad está en nuestras manos, ya que las investigaciones sugieren que alrededor del 40% de lo que consideramos felicidad es el resultado de las decisiones que tomamos.
Es difícil definirla, pero todos sabemos que queremos ser felices. La cuestión es, ¿cómo?
Estudio de Harvard, desde 1930
El viejo dicho "el dinero no da la felicidad" se ha ido transmitiendo de generación en generación, pero da lugar a la siguiente pregunta: ¿Hay verdaderamente algo que pueda dárnosla? Harvard tiene clara la respuesta.
Hace nada más y nada menos que 85 años, esta Universidad creó el estudio más riguroso y científico que se ha realizado hasta la fecha sobre este tema: el Estudio de Desarrollo Adulto.
En 1938, un año antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, dos grupos de investigadores de la Universidad de Cambridge iniciaron varios estudios a través del tiempo en jóvenes con el objetivo de saber cómo les iba en su vida.
El valor fundamental de ambos estudios era seguir en el tiempo a los participantes, para evaluar su salud física a través de un examen médico completo (incluidos análisis de sangre y radiografías).
Además, la investigación pretendía averiguar los siguientes aspectos de su vida:
- Si habían completado sus estudios.
- A qué se dedicaban en aquel momento (qué tipo de trabajo tenían).
- Como vivían.
- Su estado civil (solteros o casados).
- Si tenían hijos.
- Si habían delinquido.
Además, hasta 2017, solo 19 de los 268 estudiantes de Harvard con los que se inició la investigación estaban vivos, todos ellos mayores de 90 años.
¿Qué reveló el estudio de Harvard?
La investigación mostró que los participantes adquirieron numerosas ocupaciones: médicos, ingenieros, empleados, profesores, hombres de negocio...
Muchos conocieron el éxito, otros vivieron la frustración y el dolor del fracaso, algunos tuvieron vidas más modestas y, parte de ellos, pasaron desapercibidos para la sociedad.
Una vez recogida toda la información necesaria, los investigadores comenzaron a plantearse las siguientes preguntas: ¿Qué es necesario tener a los 50 años para ser feliz a los 80? ¿Qué da la felicidad: una profesión, fama, fortuna, viajar por el mundo, realizar actividad física a diario...?
Para sorpresa de muchos, la clave para ser verdaderamente feliz no se encuentra en ninguna de estas opciones. Concretamente, la investigación arrojó dos motivos principales de plenitud a lo largo de los años.
Las relaciones personales y sociales
Según explicó el director del proyecto, el doctor Robert Waldinger, al Harvard Health Blog, el 5 de octubre de 2017, "Las conexiones personales crean una estimulación mental y emocional, ya que son potenciadores automáticos del estado de ánimo". Por el contrario, el psicoanalista estadounidense aseguró que "el aislamiento es un destructor del estado de ánimo".
Por lo tanto, de acuerdo con Waldinger, el factor más importante para alcanzar la felicidad es el haber tenido un círculo de amistades y relaciones sociales que se conservaron y cultivaron a lo largo de la vida.
De la misma manera, el estudio concluyó en que tener una relación marital satisfactoria tiene un efecto protector "enorme" sobre la salud mental de los miembros de la pareja durante la vejez.
El arte de dejarse llevar
El segundo factor fundamental para ser feliz es "no preocuparse por las cosas pequeñas".
Cuanto más se centran las personas en los asuntos que son verdaderamente importantes para ellas, frente a otros asuntos más triviales, más felices son.
En este contexto, el doctor Waldinger sostuvo que las personas mayores son más hábiles a la hora de dejar de lado los fracasos del pasado. "Cuando eres mayor tienes más oportunidades de recuperar las actividades que asocias con la felicidad", detalló.
¿Nuestro consejo? Piensa en todo aquello que te sacaban una sonrisa cuando eras niño y retómalo para ser más feliz.