La pandemia de la Covid-19 aún no ha terminado. Sin embargo, los indicadores apuntan a que su incidencia va remitiendo y aunque el virus ha llegado para quedarse, gracias a las vacunas sus efectos cada vez son más leves en la población general.
Tras superar la enfermedad por la infección, muchos pacientes experimentan diversos síntomas asociados al Covid-19. Es lo que se conoce como Covid persistente o prolongado e impide que las personas que lo padecen puedan realizar actividades cotidianas, como el trabajo o las tareas domésticas, con normalidad.
¿Cuáles son los síntomas del Covid persistente?
La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) estima que aproximadamente un 15% de los pacientes adultos que han pasado la enfermedad, y entre un 5% y un 10% de los niños sufren Covid persistente. Estos son algunos de sus síntomas más frecuentes:
- Fatiga
- Síntomas que empeoran después de hacer esfuerzo físico o mental
- Fiebre
- Dificultad para respirar
- Falta de aliento y tos
- Dificultad para pensar o concentrarse
- Dolores de cabeza
- Problemas para dormir
- Mareos al ponerse de pie
- Sensación de punzadas
- Pérdida del olfato o del gusto
- Depresión o ansiedad
- Dolor articular o muscular
- Dolor en el pecho
- Latidos rápidos o palpitaciones
- Diarrea
- Dolor de estómago
- Coágulos
- Problemas de los vasos sanguíneos (vasculares)
- Embolia pulmonar
- Sarpullido
- Cambios en el ciclo menstrual
¿Cuánto tiempo tardan los pacientes en recuperarse?
Un estudio dirigido por la Universidad McMaster en Canadá ha descubierto que la mayoría de las personas infectadas con el virus SARS-CoV2 se recuperan en 12 meses, independientemente de la gravedad.
Sin embargo, aunque el 75 por ciento se había recuperado a los 12 meses después de enfermarse con el virus, el 25 por ciento de los pacientes todavía tenía al menos uno de los tres síntomas más comunes, que incluyen tos, fatiga y dificultad para respirar. Los investigadores también encontraron que los pacientes con síntomas persistentes también tenían anticuerpos asociados con enfermedades autoinmunes, así como niveles elevados de citoquinas, que causan inflamación.
Los investigadores obtuvieron los resultados encuestando a 106 personas que se recuperaban de infecciones por COVID-19 a los tres, seis y 12 meses después de contraer la enfermedad. Todos los pacientes encuestados estaban sanos y no tenían condiciones autoinmunes preexistentes ni ninguna otra enfermedad subyacente antes de la pandemia.
"En general, uno no debe preocuparse si no se siente bien inmediatamente después de la infección, ya que las posibilidades de recuperación dentro de los 12 meses son muy altas, y el hecho de que tenga los típicos síntomas prolongados de COVID a los tres meses no significa que se quedarán para siempre", ha señalado la autora principal Manali Mukherjee, profesora asistente del Departamento de Medicina.
"Sin embargo, el estudio destaca que a los 12 meses, si todavía se siente mal y los síntomas persisten o empeoran, definitivamente debe buscar atención médica", explica Mukherjee, quien anima a estos pacientes a consultar a un reumatólogo, ya que se especializan en trastornos autoinmunes y pueden evaluar mejor el desarrollo de complicaciones reumatológicas y la necesidad de una intervención temprana.
La mayoría de los pacientes con covid prolongado actualmente son evaluados por repirólogos o especialistas en enfermedades infecciosas, que no se especializan en autoinmunidad.
¿Por qué continúan los síntomas tras pasar el Covid?
En los pacientes que se recuperaron, se ha observado que una reducción en los autoanticuerpos y las citoquinas fue acompañada por una mejoría en los síntomas. Aquellos que tenían niveles elevados de anticuerpos y citocinas después de un año eran aquellos cuyos síntomas persistían.
"A veces, mientras el cuerpo lucha contra el virus, el sistema inmunitario se amplifica tanto que, además de producir anticuerpos que matan al virus, puede producir los que atacan al huésped. Sin embargo, la tendencia general del cuerpo después de combatir un virus grave como el SARS-COV2 es recuperarse y, a menudo, su ritmo varía de un individuo a otro", explica la investigadora.